“Mi madre me ha escrito que se sentiría mejor si dejara de colgar posts en las redes sociales. Dice que se ha vuelto demasiado peligroso para personas como nosotras, que así soy un objetivo demasiado fácil. Me parte el corazón, que tema por mi vida en Alemania”. La investigadora y educadora Aylin Karabulut tuiteó esto después del atentado de Hanau en el que un terrorista de extrema derecha mató a nueve personas en dos bares de shisha y también acabó con la vida de su madre. Pero su objetivo delata un odio más concreto: la islamofobia.
El máximo órgano de representación musulmana en Alemania lleva tiempo reclamando protección para los musulmanes ante serias agresiones y amenazas de muerte. Tras el atentado, el representante del Consejo Central de Musulmanes de Alemania, Aiman Mazyek, criticó severamente la “pasividad de la política y las fuerzas de seguridad durante décadas” para proteger a los musulmanes y otras minorías. Urgió reiteradamente a las autoridades, y en particular al ministro de Interior de Alemania, una protección “visible y cualitativa” de las mezquitas y los representantes musulmanes.
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“Cuántos muertos inocentes, cuántas agresiones violentas, cuántos incendios provocados, cuántas amenazas de bomba, cuántas llamadas al asesinato contra migrantes y representantes musulmanes hacen falta todavía para que la Policía y las fuerzas de seguridad protejan de forma efectiva a musulmanes, mezquitas, migrantes y sus instalaciones?”, insistía el comunicado del Consejo Central de Musulmanes, en una enumeración que recuerda todos los tipos de amenaza y ataques concretos que sufren los musulmanes, o también los migrantes y peticionarios de asilo -muchos de ellos, de países de mayoría musulmana- en Alemania en los últimos años.
“La ultraderecha es la mayor amenaza para la seguridad en nuestro país”
— Horst Seehofer, ministro del Interior
Como respuesta inmediata al atentado de Hanau, el ministro del Interior, Horst Seehofer, ha incrementado la presencia policial ante mezquitas, estaciones de tren, aeropuertos y fronteras. “Aumentaremos la presencia policial en toda Alemania. Aumentaremos la vigilancia de instituciones susceptibles [de ser atacadas], especialmente las mezquitas (…). La ultraderecha es la mayor amenaza para la seguridad en nuestro país”, ha dicho.
La islamofobia, un concepto ‘nuevo’
El descenso de delitos de odio islamófobo en los registros oficiales de 2018 parece ahora un espejismo. Los delitos registrados como islamofobia pasaron de 1.075 delitos en 2017 a 910 en 2018, lo que supone una bajada del 18%. Mientras, los delitos xenófobos son los más abundantes en Alemania en la categoría de delitos de odio, con cerca de 8.000 casos al año. Le siguen los delitos antisemitas, que en 2018 crecieron un 20%, con 1.799 delitos registrados. Prácticamente al mismo nivel están los delitos calificados como racistas. 2017 fue el primer año que se comenzaron a registrar específicamente delitos islamófobos en Alemania; también delitos contra los cristianos (en 2018 se registraron 126 contra este colectivo).
Conviene señalar, que no existe consenso en la definición de islamofobia. Se considera a menudo como ataque contra las creencias religiosas de los musulmanes -como hacen las estadísticas alemanas- y por ello puede que no se registren como tales delitos de odio que pueden tener a la vez componentes racistas o xenófobos. Así lo consideran y advierten diversas organizaciones, como la Red Europea Contra el Racismo (ENAR, por sus siglas en inglés).
“Aquellos que siguen sin llamar a la islamofobia claramente por su nombre, se hacen cómplices de la sangrienta violencia contra minorías y fomentan el fascismo en nuestro país”
— Ayman Mazyek, Consejo Central de Musulmanes
“Aquellos que siguen sin llamar a la islamofobia y al odio antimusulmán claramente por su nombre o le restan importancia, se hacen cómplices de la sangrienta violencia contra minorías y fomentan el fascismo en nuestro país”, declaró Mazyek tras el atentado. Criticó igualmente las “informaciones difamatorias” en los medios de comunicación. En su opinión, todo esto ha provocado que alguien como el terrorista de Hanau se “sienta envalentonado para cometer semejantes actos asesinos”.
El papel de los partidos políticos frente a la islamofobia
El partido Alternativa para Alemania (AfD, por sus siglas en alemán) es el partido de ultraderecha excluido de pactos con los partidos tradicionales por un cordón sanitario. Una premisa en la política alemana que este mismo mes obligó a dimitir al recién investido ministro presidente del Estado federado de Turingia, Thomas Kemmerich (Partido Liberal) por haber llegado al poder con sus votos, además del apoyo de la formación de Angela Merkel (CDU). La canciller lo consideró inaceptable y se mostró dispuesta a convocar nuevas elecciones si era necesario para formar gobierno en ese Land.
Pero Gabriele Boos-Niazy, presidenta de la Alianza para la Acción de Mujeres Musulmanas en Alemania, considera un error que los partidos de siempre pongan el foco de la culpa solo en Alternativa para Alemania. “Desde hace más de 20 años nos vemos, como mujeres musulmanas con velo, una y otra vez enfrentadas a prohibiciones profesionales, que siempre se argumentan igual: un observador ‘objetivo’ podría tener la impresión de que la portadora del pañuelo no respeta la Constitución y pretende un ‘Estado de Dios’. En resumen, que quiere infiltrarse y destruir el sistema democrático”, dice a Salam Plan.
“Desde hace más de 20 años nos vemos, como mujeres musulmanas con velo, una y otra vez enfrentadas a prohibiciones profesionales”
— Gabriele Boos-Niazy, Alianza para la Acción de Mujeres Musulmanas
Un punto positivo para Boos Niazy es que el Tribunal Constitucional del país diera luz verde, tras años de litigios, a que las maestras musulmanas que quisieran pudieran llevar pañuelo en escuelas y guarderías. Pero lamenta que actualmente se haya prohibido cubrirse la cabeza en la carrera judicial, lo que considera una discriminación hacia las mujeres musulmanas que llevan velo y los hombres judíos con kipá. “Ninguna de estas leyes las ha hecho la AfD”, señala.
La presidenta de la Alianza para la Acción de Mujeres Musulmanas denuncia además un aumento de las agresiones físicas a estos dos colectivos que se cubren la cabeza con un símbolo religioso y también los “crecientes ataques a las mezquitas”.
Planes de atentados y amenazas de bomba contra mezquitas
Hace una semana la Policía alemana detuvo a 12 integrantes de una nueva red terrorista de ultraderecha que planeaba matar a musulmanes, refugiados y políticos en distintos puntos de Alemania. En una de las últimas conversaciones del grupo, desvelada por Der Spiegel, hablaron de atacar diez mezquitas en diez lugares distintos mientras los fieles rezaran.
Solo en los últimos días, las mezquitas de Alemania han recibido media docena de amenazas de bomba, según el Consejo Central de Musulmanes. El pasado octubre ya hubo una redada contra neonazis en distintos lugares de Alemania por haber enviado hasta 23 correos electrónicos que incluían amenazas de atentados con bombas contra musulmanes y refugiados. Ese mismo mes un hombre atentó contra una sinagoga y un restaurante de kebabs en la ciudad de Halle dejando dos fallecidos.
“Primero las amenazas de bomba contra mezquitas, después las noticias sobre presuntos planes asesinos de un grupo terrorista de extrema derecha. Los últimos días dejan claro de nuevo, el odio al que están expuestos musulmanas y musulmanes”, manifestaron entonces desde la Oficina de Antidiscriminación del Gobierno en su cuenta de Twitter. “También en nuestra consulta, tenemos conocimiento a diario de cómo se excluye y discrimina abiertamente a personas por su fe musulmana. La solidaridad debe empezar en el día a día”. Por entonces aún no se había producido el atentado de Hanau.
El de Hanau es el tercer ataque de extrema derecha que padecen los alemanes en solo unos meses, como señaló Seehofer. Y ha removido conciencias entre los alemanes. Las amenazas contra los musulmanes aumentan en Alemania, al mismo tiempo que contra los judíos y personas de otras minorías, y las personas amenazadas reclaman medidas.