Nada más comenzar la invasión de Rusia en toda Ucrania, Polonia abrió sus puertas a los refugiados. Hungría se unió a la medida poco después. Una semana más tarde, la Unión Europea ha acordado de forma unánime la acogida temporal de refugiados ucranianos, su libre circulación, acceso a la educación y al mercado de trabajo. Es una medida excepcional alejada de la política habitual en casos similares. ¿Por qué?
Intervienen múltiples factores, como la historia de la región europea afectada, que convierte en primos hermanos a los países vecinos. O la fortaleza que busca mostrar la Unión Europea ante un gigante como Rusia, con un presidente que amenaza con armas nucleares. Pero también hay desde activistas y ONG hasta presidentes de países africanos que señalan motivaciones racistas. Y hay diversos hechos que lo avalan.
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Polonia y Hungría resultan decisivos
Cuando comenzó la denominada ‘crisis de refugiados’ en el año 2015 a raíz de la guerra en Siria, la canciller Angela Merkel tuvo que enfrentarse a duras críticas entre sus propios socios de partido por abrir las puertas sin fisuras a los solicitantes de asilo que llegaban desde ese país de Oriente Medio y Asia a través de Turquía. En un solo año, Alemania acogió a más de un millón de solicitantes de asilo; más tarde reculó parcialmente en aquella apertura de fronteras.
Mientras tanto, el presidente de Hungría, Viktor Orbán, había dejado claro que no deseaba aceptar refugiados o solicitantes de asilo provenientes de países de mayoría musulmana, porque los veía como potenciales «combatientes extranjeros». Ordenó levantar vallas y obtuvo fuertes críticas por su rechazo de migrantes sin darles la oportunidad de pedir asilo, con denuncias de devoluciones en caliente -e ilegales- incluidas en la frontera.
«Siempre hemos mantenido la opinión de que no recibiremos inmigrantes de Oriente Medio y el norte de África en Polonia»
Mateusz Morawiecki, primer ministro de Polonia en declaraciones de 2018
Polonia adoptó un discurso alineado con Orban y, al igual que Eslovaquia, anunciaron que únicamente aceptarían a refugiados cristianos. «Siempre hemos mantenido la opinión, formulada por Ley y Justicia antes de las elecciones de 2015, de que no recibiremos inmigrantes de Oriente Medio y el norte de África en Polonia», dijo el primer ministro polaco, Mateusz Morawiecki, en 2018 a Euronews.
Los países de la región, reunidos en el denominado ‘Grupo de Visegrado’, tomaron medidas similares y erigieron vallas. Eslovenia valló su frontera con Croacia, y Croacia trasladó a los refugiados a la frontera con Hungría… Bruselas trató de llamar al orden entonces y aseguró que no permitiría la discriminación de los refugiados por motivos de religión, de acuerdo con el derecho internacional. Les sancionó por no aceptar cuotas de refugiados.
“Nuestros vecinos están en guerra. Debemos ser decididos y estar unidos para abordar el reto a nuestra seguridad”
Viktor Orbán, presidente de Hungría
Ahora, en solo una semana, entre todos los países vecinos de Ucrania, acogen a más de un millón de refugiados, según datos del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur). En torno a 50.000 de ellos han huido a Rusia. El resto, ha buscado refugio en Estados miembros de la Unión Europea y Moldavia.
“Nuestros vecinos están en guerra. Debemos ser decididos y estar unidos para abordar el reto a nuestra seguridad”, ha declarado Orbán sobre el actual conflicto en Ucrania. “Debemos ayudar a los húngaros y ucranianos que huyen de la guerra, dejando atrás su hogar”, ha argumentado en un vídeo difundido por su Gobierno.
Un 0,3% de la población de Ucrania es de origen húngaro, de acuerdo con estimaciones del World Factbook de la CIA del año 2001. O lo que es lo mismo: alrededor de 150.000 habitantes, mayoritariamente en la zona fronteriza entre ambos países. Las estimaciones de población para ucranianos de origen polaco o rumano, son equivalentes. Son primos hermanos. Parte de su territorio anteriormente perteneció a Polonia o al Imperio Austro- Húngaro… Hay un aspecto común a la argumentación de Orban en 2015 y ahora: “preservar la seguridad” de Hungría. Claro que anteriormente, ello significaba no abrir las fronteras y actualmente significa lo contrario.
Entre la vecindad y el odio o miedo al diferente
“Sorprende, porque tenemos la memoria de 2015, pero si lo situamos en el marco actual, tiene la explicación de que se trata de dos países vecinos al que está en conflicto, que va a acoger al grueso de los refugiados, de la misma manera que Jordania y Turquía acogieron a la mayoría de los refugiados sirios”, señala Xavier Aragall, investigador sobre migraciones en el Instituto Europeo del Mediterráneo. “Sí que la comparación se nos hace, como mínimo, fea”, reconoce.
«Ojalá en otros conflictos también escucháramos tantas vivencias en primera persona. Qué asco la instrumentalización de la pobreza cuando los cuerpos que sufren son negros»
Asaari Bibang, actriz y copresentadora de ‘No hay negros en el Tíbet’
En España, el líder de Vox, Santiago Abascal, ha dejado clara la diferencia que supone para él la situación actual. En el Congreso de los Diputados ha argumentado que nada tienen que ver quienes huyen de Ucrania con lo que ha denominado “las invasiones de jóvenes en edad militar y de origen musulmán” que “se lanzaron contra distintas fronteras de Europa” para “colonizarla”, recoge El Confidencial.
“En algunos países el tema religioso, o gente más rica o pobre tenía un peso específico”, comenta Miguel Ángel Benedicto, profesor de Relaciones Internacionales en la Universidad Complutense de Madrid y miembro del consejo de European Movement International.
Alberto Nanclares, trabajador social especializado en migraciones, es más tajante: “El odio al pobre nos infecta la herida de la sociedad desinformada. Lejos de crecer como democracia, la agonía continuará en fronteras, verjas [y] muros. La cuestión es básica; ¿eres norte o eres sur? ¿eres rubio y sales bien en la pantalla o negro?”
«Ojalá en otros conflictos también escucháramos tantos nombres propios y vivencias en primera persona. Es la diferencia entre tener voz y ‘dar voz’. Qué asco el tutelaje, la instrumentalización y la romantización de la pobreza cuando los cuerpos q sufren son negros», tuiteó esta semana Asaari Bibang, actriz, cómica y copresentadora del podcast ‘No hay negros en el Tíbet’.
“En algunos países el tema religioso, o gente más rica o pobre tenía un peso específico”
Miguel Ángel Benedicto, experto en Relaciones Internacionales y UE
La guerra en Siria continúa a día de hoy, con una población que sufre más de diez años de conflicto, incluida la presencia de grupos terroristas como Daesh (el autodenominado ‘Estado Islámico’). Sin olvidar la también interminable guerra en Yemen o la situación en Afganistán con los talibanes de vuelta en el poder, entre otras situaciones de conflicto o peligro. Pero en estos tres países, la mayoría de la población es musulmana, mientras que en Ucrania solo un 1% de la población lo es; otro 1% son personas judías, como su presidente, Volodimir Zelenski. En el país del que Polonia y Hungría se han apresurado ahora a acoger a los refugiados, la inmensa mayoría son cristianos ortodoxos. Orbán ha antepuesto la acogida incluso a sus buenas relaciones anteriores con el Kremlin.
Los habitantes de Ucrania son pues, vecinos y primos hermanos históricos y actuales de los países vecinos que ahora les acogen en primera instancia. Pero los mandatarios de Polonia y Hungría, los países que llevaron la voz cantante en contra de los solicitantes de asilo provenientes de Siria y otros países de mayoría islámica cuando acudieron a la Unión Europea en busca de refugio, tampoco han dejado ningún margen de duda: para ellos la religión que atribuyen a unas personas u otras es determinante a la hora de ofrecerles ayuda y asilo.
En cuanto al resto de los países de la Unión Europea, en 2015 y 2016 se pelearon por unas cuotas de refugiados de unos cientos de miles que en teoría se comprometieron a acoger el resto de países. La realidad es que su reasentamiento fue sucediendo con cuentagotas y Grecia, Italia y Alemania han sido quienes más refugiados han acogido, ya sea por decisión propia o porque las circunstancias les han obligado.
Ahora, en lugar de debatir durante meses para pactar una cuota de refugiados que ni siquiera cubría la realidad de todas las personas que llegaban en busca de ayuda, ha bastado con una semana para ponerse de acuerdo en una política de puertas abiertas y libre circulación por la Unión Europea para los ciudadanos ucranianos.
La Unión Europea hace honor a su nombre en el caso de Ucrania
Los líderes europeos se muestran eufóricos por la unidad que han sido capaces de mostrar por primera vez, y de forma tan rápida, en su política exterior. En ello no solo juegan un papel fundamental los motivos ya expuestos, sino también que Ucrania sea un país europeo, aunque de momento no forme parte de la Unión. Tampoco hay que desdeñar el impulso que la amenaza de armamento nuclear lanzada por el presidente ruso ha dado a la unificación de criterios en la respuesta de los Estados miembros.
“El principal motivo de unanimidad en la Unión Europea es la situación de guerra justo en las puertas de Europa. Los países del Este son los vecinos de Ucrania. Es muy difícil negarse a eso, con toda la opinión pública volcada frente a Putin”, indica el experto en Relaciones Internacionales y UE, Miguel Ángel Benedicto. “Algo que no sucedió con la guerra de Siria, que veíamos mucho más lejana, también culturalmente. No sé si llamarlo racismo, pero sí hay un componente cultura y de afinidad. La Unión Europea nunca se mojó a estos niveles con Siria ni por asomo”, añade.
Los 27 han acordado dar luz verde de forma extraordinaria a la Directiva sobre protección temporal para ofrecer una “asistencia rápida y eficaz” a las personas que huyen de la guerra en Ucrania tan solo una semana después de que comenzara. Se les concederá protección temporal en la UE, con permiso de residencia y acceso tanto a la Sanidad y la Educación como al mercado laboral.
Margaritis Schinas es vicepresidente y comisario para la cartera “Promoción de nuestro Modo de Vida Europeo”, que inicialmente generó gran polémica por su nomenclatura y se acabó realizando un ligero cambio al sustituir “protección” por “promoción”. Schinas ha sacado pecho al confirmar que la medida propuesta para el caso de Ucrania es “una medida histórica, sin precedentes”.
“Que la Unión Europea acoja a los refugiados de Ucrania, tiene un componente altamente político dentro de la partida de ajedrez con Putin”
Xavier Aragall, investigador de migraciones en el Instituto Europeo del Mediterráneo
El mismo día que la Unión Europea aprobaba esta excepcionalidad para el caso de Ucrania, en España se dieron a conocer imágenes de personas apaleadas y maltratadas por agentes españoles tras cruzar la valla de Melilla. Amnistía Internacional ha pedido que se investigue y que no haya un doble rasero en la admisión de posibles solicitantes de asilo:
«La Unión Europea activa, con buen criterio, la Directiva de Protección Temporal, que concederá protección inmediata en los países de la UE a las personas que huyen del conflicto [en Ucrania]. Pero mientras tanto, en nuestras propias fronteras se castiga a las personas migrantes con extrema brutalidad”, ha denunciado Virginia Álvarez, responsable de Política Interior y experta en refugio y migración de la ONG.
Varias personas han denunciado públicamente situaciones parecidas en la huida de Ucrania: un trato discriminatorio e incluso vejatorio a personas negras en la frontera de ese país con Polonia. En un artículo publicado por el Financial Times, los testigos coinciden en señalar a los guardias del lado ucraniano. Una mujer contó que los guardias fronterizos en el lado ucraniano separaban las colas entre nacionales del país y el resto. Otros denuncian haber sufrido malos tratos físicos.
Los guardias ucranianos “nos trataron como si fuéramos criminales. Nos pusieron sus armas en la cara”, ha contado al citado periódico Ahmed, un yemení que estudiaba en la ciudad ucraniana de Odesa hasta que estalló el conflicto. “Después de caminar sin parar durante casi tres días, llegamos a la frontera y nos trataron como animales”. Todos los testimonios recogidos por ese periódico coinciden en que la discriminación sucedió en el lado ucraniano.
El presidente de Senegal y de la Unión Africana, Macky Sall, ha declarado: “Todas las personas deberían tener los mismos derechos para cruzar hacia un lugar seguro en su huida del conflicto de Ucrania, sin tener en cuenta su nacionalidad o identidad racial”. El embajador de Kenia ante la ONU, Martin Kimani, ha condenado “este racismo contra africanos y personas afrodescendientes”.
Una Europa unida, muestra de fortaleza frente a Putin
“Todos los que huyen de las bombas de Putin son bienvenidos en Europa”, ha dicho la presidenta de la Comisión, Ursula von der Leyen. Los 27 se han sentido atacados directamente, y ello repercute en todas sus decisiones. “Que la Unión Europea acoja a los refugiados de Ucrania, tiene un componente altamente político dentro de la partida de ajedrez con Putin”, subraya Aragall, del Instituto Europeo del Mediterráneo.
Schinas ha señalado la unidad como elemento clave que diferencia esta gestión de la acogida de refugiados: “La Unión Europea y todos y cada uno de sus Estados miembros están demostrando que estamos dispuestos a pasar a la acción y a mostrar nuestra solidaridad con Ucrania”.
“Todos los que huyen de las bombas de Putin son bienvenidos en Europa”
Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea
Aragall destaca que la unidad de los 27 en la acogida de refugiados se engloba en una unanimidad que va mucho más allá: la propia consolidación de la OTAN y de la Unión Europea. “Yo creo que esta reacción ante la llegada de refugiados también está dentro de esta lógica. No deja de ser una oportunidad para la Unión Europea de demostrar a los países del Este, que eran los más díscolos: ‘gracias a esta Unión Europea podéis acoger a estos refugiados primos hermanos y os ayudamos’”.
Benedicto destaca que por primera vez ha visto “los valores democráticos por encima de los intereses económicos en la Unión Europea”. Cree que de ahí se explica también la unidad en la acogida de refugiados de Ucrania entre los 27, a la vez que admite que es “un agravio comparativo -obviamente- con otras situaciones que se han dado en los últimos años”.
Tanto Benedicto como Aragall coinciden en que la geoestrategia de la guerra juegan un papel crucial en este cambio de guion. Benedicto apunta: “Hemos visto giros muy rápidos en cosas que eran inéditas: tanto en sanciones económicas muy duras como en envío de armas, que no habíamos visto nunca en la Unión Europea. Esa unidad quizá sea por esa cercanía: lo tenemos enfrente. Pasado puede ser Polonia, Eslovaquia o Rumanía. Si les dejamos pasar [a los militares rusos], mañana llegan aquí”.
Aragall reconoce que “no es excusa” e invita a la reflexión: “Hasta hace tres semanas habíamos hecho una Unión Europea bunkerizada con unas vallas físicas, pero también de un entramado jurídico, para evitar la llegada de personas que huyen de conflictos”.
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