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Un ‘bot ruso’ avisa: “El poder invierte millones para manipular la opinión pública”

Pelea de bots. CC Matt Joyce

Dice que durante una década se dedicó a insultarte en redes sociales y a crear bulos de manera profesional. Ahora se arrepiente de haber trabajado en una agencia de astroturfing, palabro que define la estrategia para la propaganda moderna. Por eso, asegura, quiere explicar su funcionamiento. Para protegerte.

La burbuja inmobiliaria le estalló en la cara como a tantos otros y se quedó en el paro. Cuando consiguió trabajo de nuevo, no supo en qué consistirían sus tareas concretas hasta que no firmó unas cláusulas de confidencialidad el mismo día de su incorporación al nuevo puesto.

No era para menos: le encomendaron formar parte de un ejército de troles y bots que se dedicarían a manipular la verdad en favor de sus clientes. Podían ser empresas, partidos políticos… A día de hoy sigue luchando por mantener el anonimato y Salam Plan solo ha conseguido saber que su libro preferido es, como no, 1984 de George Orwell. Poco más.

“Los periodistas están en la diana de las agencias de astroturfing”

En su libro Confesiones de un bot ruso (Ed. Debate) describe las tácticas y estrategias de los profesionales dedicados a crear eso que ahora se llama ‘posverdad’, que poco se distancia de lo que toda la vida se había denominado ‘propaganda’. Pero con los bots (máquinas) y troles (personas) que se dedican a amplificar los mensajes polarizantes en redes sociales, la maquinaria del odio de la que habla Bot Ruso se multiplica. Las agencias del bulo crean incluso movimientos ciudadanos de pega para hacer más ruido.

Un par de advertencias, que lanza en sus respuestas por escrito para mantener el anonimato,  enviadas a través de la editorial a Salam Plan: “Los periodistas están en la diana de las agencias de astroturfing”. “Hay conexiones internacionales. Pero se desconoce el fondo y la forma”. Quizá sea simplemente que unos y otros contratan a la misma agencia, sugiere.

“La polarización en la política y en las redes van de la mano”

Esta persona confiesa que en la última etapa como trol profesional tenía problemas de ansiedad, y asegura que por eso se decidió a escribir el libro. Ojo, en él advierte que no podemos fiarnos de nadie en las redes. Posiblemente ese pesado desconocido que te insulta en Twitter no sea más que una máquina programada para hacerlo o una persona pagada para hacerlo en beneficio de una campaña de pseudocomunicación. ‘Bot Ruso’ las llama “maquinaria del odio”.

Tampoco desvela cómo podemos fiarnos de él o ella. Se escuda en la credibilidad que le han dado distintos profesionales de la comunicación. Tú decides. Ya sabes. En internet hay que cogerlo todo con pinzas. “Las redes son una excelente oportunidad para democratizar la información. ¡Todavía estamos a tiempo!”, anima ‘Bot Ruso’ en esta entrevista:

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Tras leer su libro, soy aún más escéptica con los contenidos que me encuentro en redes sociales. Parece que no podemos fiarnos ni de nuestra propia sombra.

Lamentablemente, así es. Con el nacimiento de las redes sociales, se nos plantó delante una oportunidad única de democratizar la información. Los medios tradicionales perdieron el monopolio. En las redes sociales, cualquiera podía compartir información.

Por ejemplo: ahora mismo, ante la invasión de Ucrania, cualquier persona puede registrar un vídeo con su smartphone y subirlo a la red. En ese momento, está compartiendo un testimonio único sobre un hecho relevante.

El problema es que el Poder sabía los riesgos y consecuencias que eso podía tener. Y se han cargado esa democratización de la información invirtiendo millones en agencias de la posverdad, con el objetivo de manipular la opinión pública.

Debo confesarle que me sentí algo decepcionada al ver que ni bot ni ruso. Bueno, lo segundo queda en el aire, ya que no aclara para qué tipo de campañas ha trabajado. Disculpe la posible impertinencia, pero -visto lo visto- ¿cómo podemos fiarnos de que es usted quien dice ser?

Да здравствует Украина! [¡Viva Ucrania!]

Fuera bromas, entiendo la gran cantidad de dudas que puedan surgir. Al final, soy una sombra que aparece y desaparece casi sin dejar rastro. Pero… ¿Y si fuera todo mentira? Joder, estaríais ante el mayor troll alfa de la historia: habría logrado engañar a la mayor editorial del mundo, a los principales productores de radio y TV, a gran cantidad de periodistas…

Creo que la información que he revelado me avala. De hecho, son varios los estudiosos del tema quienes se han acercado a mí para darme las gracias por apoyar sus teorías y ampliarla con información que, por otra parte, ha formado parte de mi día a día durante cerca de una década.

Muchas de las situaciones que describe en su libro coinciden con campañas de marketing legítimas o con estrategias de propaganda de toda la vida. ¿Cuál es la gran diferencia ahora que debe ponernos en alerta?

Exacto. En realidad, en astroturfing no se inventa nada. Son técnicas de comunicación y marketing, entre otras, que, aplicadas de un determinado modo, son capaces de derrocar gobiernos o encumbrar a villanos.

Digamos que la gran diferencia está en la ética. Por ejemplo: el big data puede ayudar a empresas a ofrecer un mejor servicio. O incluso a predecir situaciones que afectarían a toda la población. O, por otra parte, puede servirnos para crear una estrategia con el objetivo de manipular la opinión pública y conseguir que se vote más a un partido político determinado.

En su libro denuncia que el astroturfing pone en marcha una “maquinaria del odio” con bots (máquinas), troles (personas) y falsos medios de comunicación o movimientos sociales creados ex profeso para que cale la propaganda o el bulo. ¿Cómo detectarlos?

Los bots son fáciles de detectar [en su libro detalla algunos trucos; algunos de los signos más palpables de sospecha: un usuario sin nombre real o con una cuenta con escasos tuits y todos centrados en el mismo mensaje]. ¿Lo otro? Requiere un mayor trabajo.

Hay casos en los que recopilar mucha información nos puede llevar a deducir que “algo raro está pasando”. Como, por ejemplo, ha sucedido con Russia Today. También hay gente especializada que nos ayuda a revelar algunos de estos fraudes.

¿Cómo le afectó anímica y psicológicamente su trabajo? ¿Podía dormir? ¿Y ahora? En definitiva, como usted mismo/a dice le “pagaban por engañar” o por insultar.

En los últimos meses dentro de la agencia, empecé a tener problemas de ansiedad. Llegó un punto en el que era escuchar el tono de llamada del teléfono y echarme a temblar. Desde entonces, lo tengo siempre en silencio.

Al abandonar mi cargo, la cosa no fue a mejor. Todo lo contrario: empecé a tomar conciencia de todo lo que había hecho en los últimos años de mi trayectoria profesional. Y lo que es peor: con qué cara entraba yo en casa y lo contaba todo con detalle.

Para mí era el “día a día”. Algo muy común, a lo que no prestaba mayor importancia. Es más: justificaba las acciones que llevábamos a cabo. Una especie de síndrome de Estocolmo.

La pregunta anterior me lleva a plantearle que ni siquiera sabemos si es hombre o mujer. Apenas desvela nada sobre usted en el libro, más allá de que el estallido de la burbuja inmobiliaria y la correspondiente crisis económica le llevó al paro primero, y después a su trabajo como trol.

En el fondo, da igual si soy hombre o mujer. Si tengo veinte o cuarenta años. Si visto de marca o de mercadillo, si soy más de cerveza o de vino tinto.

Aquí lo importante es que salga a flote la verdad. Y que, entre todos, logremos que la manipulación en Internet tenga mucha menos efectividad.

¿Cuál fue la mayor barbaridad con la que troleó a alguien? Seguro que hay alguna confesable sin destapar su identidad.

Hay muchas y muy variadas. Hubo una ocasión en la que convertimos en tendencia de Twitter a un periodista (con nombre y apellidos), acusándole de llamar a la lucha armada a todo un país.

Lo conseguimos, y solo necesitamos descontextualizar unas declaraciones que había hecho para un determinado medio. Enseguida la red prendió en contra de ese periodista. Y se sumó gran cantidad de usuarios orgánicos que llenaron Internet con todo tipo de calumnias y descalificaciones.

Horas después, el mismo periodista salió a pedir perdón y explicar el sentido de aquellas declaraciones.

Se deduce que su trabajo lo ha desempeñado en España, con todos los ejemplos que da, pero… ¿y lo de ruso? ¿Las advertencias de los últimos años sobre la posible injerencia rusa en asuntos como las elecciones en Estados Unidos, el brexit o el movimiento independentista en Cataluña están fundamentadas?

La realidad es que el pseudónimo proviene de la gran leyenda. Puede resultar paradójico, porque yo mismo me he llenado la boca al decir que siempre se habla de “bots rusos” cuando se detectan este tipo de estrategias, pero que en muchas ocasiones las agencias se sitúan en el propio país y son pagadas por personas de la misma nacionalidad. Y, sin embargo, voy y me hago llamar Bot Ruso… ¡Manda webs!

La realidad es que hay conexiones internacionales. Pero se desconoce el fondo y la forma. Por ejemplo: existen conexiones entre la ultraderecha de España, Italia, Brasil, EEUU… Pero, ¿por qué? ¿Porque los clientes tienen conexión entre sí o porque todos han contratado a la misma agencia? ¿Hay un ente extraño que financia a la ultraderecha en distintos países?

“Es probable que un periodista o un medio tomen la publicación de una cuenta trol alfa como fuente en una noticia”, se lamenta en su libro. Da miedo.

Damos veracidad a todo lo que aparece en medios y deberíamos ser cautos. No porque los periodistas sean “malos profesionales” o tengan intención de engañarnos. Si no porque ellos también son humanos y cometen errores. Los periodistas están en la diana de las agencias de astroturfing.

“Hay personas que sufren acoso en las redes sociales o que caen víctimas de las mentiras vertidas por las agencias para cuidar de los intereses espurios de terceras personas”. Inquietante.

Y no solo eso: en ocasiones todo eso traspasa la pantalla. En los últimos días hemos podido ver como una dudosa asociación de transportistas ha convocado una huelga de transporte de mercancías que se ha transformado en un foco de conflictos violentos.

Cuéntenos algo personal sobre usted que no le comprometa. ¿Cuál es su mayor afición? ¿Tiene más o menos de 40 años? ¿Tiene un perfil real en alguna red social? ¿Qué le gustaría ser de mayor?

Bueno, pues ahí va:

  • Mi libro preferido es 1984;
  • Me sentí identificado al leer El Círculo, de Dave Eggers;
  • Me gustó mucho Narcos. En especial, la parte en la que Pablo Escobar contrata a una empresa de “relaciones públicas”.

¿Qué son para usted las redes sociales?

Una excelente oportunidad para democratizar la información. ¡Todavía estamos a tiempo!

¿Qué fue antes: la polarización en la política o en las redes?

Creo que fueron de la mano. En los últimos tiempos, hemos vivido ciertas situaciones que han “quemado” al ciudadano. Y la “nueva clase política” ha ascendido gracias a ese sentimiento.

ATENCIÓN: ¿quieres el libro de las Confesiones de un bot ruso? ¡Puede ser tuyo GRATIS gracias a Salam Plan y a la Editorial Debate! Solo tienes que:
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*Tienes hasta el viernes 29 de abril a las 12 hora peninsular para hacerlo. Sorteo en España.

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