A Esther Hirsch le brilla el rostro. Osman Örs transmite tranquilidad y paz. Ella es judía, él es musulmán. Son compañeros de trabajo desde hace años en un proyecto fuera de lo común en Berlín: la construcción de un templo multirreligioso, que servirá para el encuentro y el conocimiento mutuo entre personas con distintas visiones del mundo, también para no creyentes. Al fin este jueves se pone la primera piedra.