Kristin Bohner es cristiana y le da envidia -de la buena- cada vez que ve cómo los musulmanes se postran sobre una alfombra para rezar, sin usar banco alguno. Cagatay Caliskan es musulmán y admira la riqueza de tradiciones que tienen los judíos. Esther Hirsch es judía y reconoce que antes no sabía todo lo que tenían en común judíos y musulmanes.
Los tres viven en Berlín. Y los tres forman parte de un equipo que trabaja para sacar adelante el primer gran ‘templo’ que acogerá tres religiones y todas las demás que se quieran sumar, sin dejar de lado a los ateos o agnósticos. Las puertas de ‘House of One’ (algo así como ‘La Casa de Uno’) estarán abiertas de par en par a todo el que quiera conocerla.
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“Cada vez que voy a la iglesia, pienso en volver a la mezquita, porque no me gustan nada los bancos de la iglesia. Simplemente me parece súperbonito sentarse sobre una alfombra, o tumbarse. Ya he ido a mezquitas en las que he descansado y en la iglesia encuentro que a menudo hace frío”, explica Bohner, una de las responsables pedagógicas de la fundación House of One.
“Claro que es otra religión y otra tradición, pero lo entiendo muy bien y lo siento muy cercano»
— Esther Hirsch
Su compañero en esa tarea, Caliskan, comenta: “Ahora estoy estudiando las distintas corrientes y tradiciones entre los judíos, y cuanto más se escarba, más sale. Me haré un esquema para tener una visión global, pero esta riqueza de tradiciones sencillamente me impresiona mucho”.
Hirsch, que pertenece al equipo de teólogos responsables del proyecto, admite: “Reconozco mucho, mucho del judaísmo en el islam, de los pensamientos, del tipo de rezos… Claro que es otra religión y otra tradición, pero lo entiendo muy bien y lo siento muy cercano”. A lo que añade: “Y sobre los cristianos, me he sorprendido, porque pensaba que los conocía muy bien, porque vivo aquí, en Alemania, y hay más cristianos que cualquier otro. Pero también a ellos los he conocido de verdad gracias al diálogo. Y me parece muy bonito cómo dan forma a la comunidad, cómo se trata mucho de realizar cosas juntos y estar juntos más que de lo teológico”.
House of One se construirá en la Petriplatz de Berlín a partir de 2020. © Salam Plan
Tres templos unidos para la convivencia
En House of One convivirán una sinagoga, una mezquita y una iglesia bajo el mismo techo, aunque en estancias distintas. Estarán unidas por una sala central para poder compartir celebraciones, conciertos, rezos, exposiciones y -sobre todo- intercambiar ideas y conocerse mejor. También habrá espacio para una cafetería, una biblioteca, salas de reuniones…
Una torre de 42 metros permitirá a los visitantes -a pesar de su discreta altura- tener una visión panorámica del centro de Berlín. Y, si no cambian los planes, incluso podrán observar cada uno de los templos desde arriba, pues los techos serán acristalados para que así entre la luz natural e ilumine las estancias por completo.
“La luz es algo que une a las tres religiones, pero también la reunión, un lugar donde reunirse. [Se trata de que] se puedan reunir las parroquias individualmente, pero que también haya un lugar de encuentro en el centro”, explica Bohner. “Es importante que desde fuera no sea reconocible si es una mezquita, una iglesia o una sinagoga y que nos concentremos en lo que realmente importa: abrir caminos al otro”, añade Caliskan, también responsable pedagógico del plan. Otra parte esencial del proyecto es que cada estancia sagrada estará abierta a los visitantes de otras creencias o sin ellas, señala Hirsch.
“Es importante que desde fuera no sea reconocible si es una mezquita, una iglesia o una sinagoga y que nos concentremos en lo que realmente importa: abrir caminos al otro”
— Cagatay Caliskan
Planifican hasta el más mínimo detalle del edificio. En cada una de las religiones mencionadas, hay distintas ramas y no puede quedar ningún asunto sin resolver, porque la intención de este proyecto es que todos se puedan sentir como en casa a la vez que conviven con personas que no piensan igual en algunos aspectos.
Así, por ejemplo, el mizbeaj (altar) de la sinagoga tendrá que ser movible, pues para los judíos tiene que tener una u otra ubicación según a qué rama pertenezcan. En algunos casos celebran el rezo con el altar en el centro de la sala; en otros, lo necesitan al fondo… O tanto en el caso de los judíos y de los musulmanes, unos prefieren el rezo sin la separación entre sexos y otros necesitan dos plantas diferenciadas. O los protestantes evitan imágenes religiosas y decoración en sus iglesias, mientras que los católicos sí prefieren ensalzar así sus ritos y creencias.
Hay tanto detalle en el que pensar, que no paran de darle vueltas y -de hecho- fue hace poco cuando se decidió que el edificio no tendría ventanas laterales, sino que toda la luz entraría desde la parte superior. El último cambio en el proyecto arquitectónico ha sido incorporar un acceso independiente para el rezo de las mujeres en la mezquita, pues hay personas que así lo prefieren, explica Caliskan.
Así será House of One por dentro, visto desde delante y detrás. © KuehnMalvezzi
Aquí no se juzga a nadie
Aquí no se juzga a nadie. Se respetan todas las opciones. Y no es fácil reflejarlo en un edificio. El estudio Kuehn Malvezzi, que ganó el concurso para su construcción, trabaja codo con codo con representantes de la fundación interreligiosa para que no se les escape nada. Y no les queda más remedio que replanificar a menudo el edificio o añadir aspectos que anteriormente no se habían tenido en cuenta.
Hasta abril de 2020 no se pondrá la primera piedra, pero la parcela ya la puso hace más de diez años a su disposición la Administración berlinesa. No se trata de un solar cualquiera de los múltiples de ellos que siguen quedando libres en pleno centro de la ciudad, que aún se recupera arquitectónicamente de la postguerra y de la caída del Muro que separó a los alemanes.
“Tenemos suficientes iglesias; queremos hacer algo nuevo. La estructura social de Berlín ha cambiado mucho: tenemos que involucrar a las otras religiones”
Ahora, en la Petriplatz, muy cerca de la emblemática torre de televisión de la ciudad, se encuentran los cimientos de una iglesia derruida por la RDA y sobre la que aquel régimen comunista construyó un aparcamiento. La escasa ruina que quedaba oculta bajo tierra pertenece a la enésima reconstrucción de la primera iglesia que consta en los documentos históricos de Berlín, cuando comenzó a formarse la ciudad en la Edad Media. Cuando la administración regional halló estos cimientos en suelo público, preguntó a una parroquia cercana qué deseaba hacer con aquel lugar, pues a la Iglesia había pertenecido en el pasado.
“Tenemos suficientes iglesias; queremos hacer algo nuevo (…). La estructura social de Berlín ha cambiado mucho: tenemos que involucrar a las otras religiones”, respondieron. Y buscaron compañeros de viaje sin saber aún exactamente qué hacer con aquel terreno. No fueron las grandes instituciones, sino pequeñas parroquias o movimientos las que se acabaron juntando e idearon un proyecto de convivencia en paz que ahora toma forma. Las ruinas de aquella iglesia del Berlín embrionario seguirán a la vista de todos también en el House of One.
Cimientos hallados de la última iglesia que se construyó en el lugar, cerca de la torre de televisión de Berlín. © Salam Plan
El antisemitismo ha aumentado un 20%
Esta misma semana el Ministerio del Interior alemán ha publicado las estadísticas de criminalidad relacionada con motivaciones políticas. En ellas incluye los delitos de odio y muestran que los delitos antisemitas han ascendido casi un 20%, con 1.800 casos registrados. La islamofobia retrocedió ligeramente, al pasar de 1.075 delitos en 2017 a 910 en 2018. Los cristianos en Alemania también han sido atacados por sus creencias, aunque en una proporción mucho menor: 121 delitos registrados en 2018 y 129 el año anterior. Estos dos últimos tipos de delitos de odio se miden desde 2017.
¿Han sufrido alguna amenaza en House of One por su proyecto? Nada destacable más allá de algunos comentarios en redes sociales, comenta Caliskan. Su compañera Esther Hirsch reconoce que la mayoría de mensajes de odio vienen motivados, porque la rama musulmana que participa en la puesta en marcha del proyecto es Forum Dialog, del movimiento Hizmet, más conocido por el nombre de su líder, Fetthullah Gülen.
Desde el intento de golpe de Estado contra Erdogan en Turquía en 2016, su Gobierno ha emprendido una persecución de todos aquellos ciudadanos turcos pertenecientes al movimiento o simpatizantes de Gülen, pues los considera responsables y los califica como terroristas. En la práctica, estas acusaciones -que solo en algunos casos se han llevado a juicio- han supuesto la expulsión de miles de jueces, abogados, profesores y otros profesionales de sus cargos públicos. Turquía admite que ha echado a 15.000, mientras que Amnistía Internacional cifra a los afectados en 130.000 en base a las solicitudes de vuelta a su puesto de trabajo de estas personas, según Europa Press.
Pero House of One se mantiene completamente al margen de lo que califica como “problema político”. Por otra parte, el proyecto comenzó mucho antes de aquel levantamiento fallido. Por el momento, es la única polémica que les persigue y no creen que su parroquia interreligiosa vaya a generar rechazo en la mayoría de la población. Consideran que cuanto más abiertos se muestren a acoger a todo el mundo, mejor aceptación tendrán y mejor podrá conocerse la gente en este lugar de encuentro.
Tres representantes de las tres religiones implicadas en House of One, ante la zona de obras. © Salam Plan
La financiación: entre pequeños donantes y subvenciones
Por ahora han conseguido casi 10 millones de euros solo a través de donantes particulares desde todas partes del mundo -“de verdad”, asegura Hirsch-, sin aceptar grandes donaciones de instituciones u organismos. Las han rechazado para mantener la neutralidad del proyecto.
Otros 10 millones se los ha dado la región de Berlín y 10 más los han obtenido del Estado. Con otros 10 millones más que esperan conseguir a través de más pequeñas donaciones, bastará para completar el proyecto. Y dan por hecho, que los conseguirán.
Mientras en la fundación esperan ilusionados la puesta de la primera piedra, con una cuenta atrás incluida en su página web, ya promueven su trabajo por una convivencia pacífica desde unas oficinas cercanas y otra sede adicional. Entre otras cosas, reciben visitas organizadas de estudiantes u organizan celebraciones comunes; la más inmediata de ellas es una “vigilia por la libertad religiosa”, como refleja el artículo 4 de la Constitución alemana, que este año celebra su 70º aniversario. Será el próximo martes, 21 de mayo, a las 17:00 horas (los detalles, aquí). Esta vez será en una iglesia, pero los eventos varían y a veces suceden en una biblioteca o en una mezquita o en cualquier lugar que dejen a su disposición.
House of One estará también abierto al número cada vez mayor de turistas que visitan la capital alemana. En 2018 batieron su récord, con 13,5 millones
House of One no es un proyecto para Berlín, ni siquiera para los alemanes. Es un proyecto pensado para las personas. Y a buen seguro, despertará la curiosidad del número cada vez mayor de turistas que visitan la capital alemana cada año. En 2018 batieron su récord, con 13,5 millones de visitantes.
Por el momento, quien se acerque a Petriplatz podrá observar los cimientos de aquella iglesia heredera del Berlín primigenio. Pero dentro de unos años -no se atreven a comprometerse con una cifra concreta- una ambiciosa parroquia interreligiosa que cambiará el skyline del centro de Berlín.