Una trabajadora del restaurante de kebab atacado este miércoles en la ciudad alemana de Halle llegó al lugar justo cuando el presunto autor se escondía de la policía tras su coche. Ella relata a Salam Plan cómo el hombre no articuló palabra y no encuentra ningún móvil evidente. Disparó a bocajarro a un cliente, pero renunció a hacer lo mismo con un trabajador al que amenazó a punta de pistola. Fue una de las dos víctimas mortales tras el intento frustrado de matar en la sinagoga cercana.
Ella llegó cuando el tiroteo ya había comenzado. Otro trabajador la llamó por teléfono y ella tomó el coche “a todo gas”, cuenta un día después por teléfono. Cuando aparcó, el presunto terrorista intentaba huir de la policía. “Yo estaba unos 15-20 metros detrás de él (…). No podía hacer nada (…). Pensé en acelerar a todo gas hacia él. Pero deseché ese pensamiento”. La policía ya estaba allí y el hombre disparaba contra los agentes.
Cuando el sospechoso huyó, ella pudo entrar en el restaurante. “Abracé a los trabajadores que estaban allí y les consolé”. Intentó ayudar al cliente que había sido tiroteado, con los trabajadores de emergencias al otro lado del teléfono. Pero ya no pudo hacer nada: había fallecido, un cliente habitual de unos 30 a 35 años, cuenta esta trabajadora que pide permanecer en el anonimato. Calcula que la ambulancia no llegó hasta pasados 20 minutos, y la policía solo unos minutos antes.
Por suerte, el ventanal del local es doble, comenta. “Tampoco sabía a qué nos enfrentábamos. Primero pensé que -de alguna forma- hay mucho estrés. En realidad, todo suele ser muy pacífico aquí y como ninguno de nosotros había resultado herido, pensé: ‘Vale, iba a por esta persona’”.
Después supo que el presunto terrorista había intentado entrar a tiros, con cócteles molotov y granadas en la sinagoga cercana y que también había asesinado a una mujer cerca de un cementerio judío.
El ministro del Interior, Horst Seehofer, calificó ayer lo sucedido como “atentado, al menos, antisemita” y la fiscalía general lo investiga bajo la sospecha de un ataque relacionado con la extrema derecha. Algunos testigos afirman haber oído al autor, un alemán de 27 años según medios locales, gritar en contra de los judíos. El presidente del Consejo Central de Musulmanes en Alemania, Ayman Mazyek, expresó su “solidaridad con nuestros hermanos judíos”.
Los trabajadores del kebab explicaron a su compañera que el agresor “tampoco había dicho nada” antes de que ella llegara, aunque cree que también puede ser que sus mentes lo hayan borrado. El ataque al restaurante, sin embargo, a ella no le termina de encajar con un atentado “antisemita” o racista: al cliente asesinado no se le podía reconocer ninguna confesión religiosa en detalles externos, y era alemán. Los otros trabajadores son “originarios del sur”, añade. “Empuñó un arma contra mi compañero, pero no apretó [el gatillo] (…). Simplemente fue sin orden ni concierto”.
El restaurante de kebabs de Halle permanece cerrado por el momento, mientras continúa la investigación. Los trabajadores no fueron heridos, pero necesitan tiempo para recuperarse del shock.