Estos 11 y 12 de diciembre se celebra en Málaga el primer congreso nacional para “desmontar” la islamofobia. Marina Prieto, responsable de su organización y técnico de prevención de la islamofobia en la Asociación Marroquí para la Integración de Inmigrantes, defiende en Salam Plan que hace falta un cambio social que se construya desde el respeto a los diferentes puntos de vista. Señala que la libertad de expresión termina cuando se daña al otro.
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2019. Se celebra el primer congreso nacional contra la islamofobia. ¿Les habría gustado celebrarlo antes o era ahora el momento oportuno?
Nosotros empezamos con el proyecto de prevención contra la islamofobia en el 2017 y ya hace dos años que estamos trabajando con el en el programa nacional de prevención contra la islamofobia. Y ya este año logramos reunir todo lo posible como para poder hacer este congreso. Cuando digo “reunir” es juntar información, hacer informaciones -de hecho, cada año hacemos una investigación al respecto-. Ahora a fines de 2019 tendremos la de este año, que tiene que ver con datos sobre la islamofobia, que es muy, muy difícil de conseguir. Es un tema que, si bien hace mucho que está latente, recién se está empezando a tratar ahora.
De hecho, el relator especial para minorías de la ONU recomendó a España que desglosara los datos de delitos de odio para poder saber mejor hasta dónde llega la islamofobia.
Es súper importante, porque desde el desconocimiento se hacen muchos relatos. De dos millones de musulmanes que hay en España, 800.000 son españoles, o sea casi la mitad. Eso se desconoce, porque normalmente uno piensa: “si son musulmanes, son extranjeros” o “si son musulmanes, seguramente vienen de Marruecos”. Se hace esa asimilación directa. Como este dato, hay muchos más que se están empezando a dar a conocer ahora.
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Además, el Código Penal se habla del delito de odio y todavía no existe en el Código la palabra “islamofobia”. Sí se habla que una persona debe profesar la religión que quiera y que nadie puede amenazar en contra de esa religión, y con todo este movimiento que estamos teniendo, la idea es que se dé un lugar a la islamofobia.
Josep Borrell, entonces ministro de Asuntos Exteriores, admitió a una pregunta de Salam Plan, que el gobierno estaba estudiando luchar contra la islamofobia al mismo nivel que el antisemitismo, lo que incluiría precisamente esa tipificación en el Código Penal. ¿Hay suficiente apoyo de las instituciones en la lucha contra la islamofobia? En el Congreso han estado la representante del Observatorio contra el Racismo y la Xenofobia (Oberaxe), que depende del Ministerio de Trabajo y Migraciones; también el representante de la Comisión Europea en la lucha contra el odio antimusulmán. Pero la “islamofobia institucionalizada” es uno de los problemas que denuncian varias ONG.
Ese es un tema a tratar, porque la islamofobia se da en los propios centros [educativos]. Nosotros hacemos muchos talleres de sensibilización en escuelas, en algunas no estamos teniendo que hacer los talleres a los niños, sino a los profesores, a los directores, es decir: a las autoridades de una institución.
Lo mismo que pasa en una escuela, donde se forma a estudiantes, lamentablemente pasa en ámbitos institucionales diversos: medios de comunicación, instituciones políticas y demás. A nivel institucional, hay muchas cosas que corregir. Esto es el comienzo, de decir: “esta es la problemática, cómo la afrontamos a nivel institucional y a nivel social en general”.
La gente a veces critica la lucha contra la islamofobia porque considera que es censurar la libertad de expresión a las críticas que pueden ser lícitas al islam, como a otras religiones. ¿Cuál es la diferencia? ¿Dónde está el límite?
Creo que el límite siempre está en cómo hacemos sentir al otro, en lo humano. El límite a la libertad de expresión está en si lo que decimos y hacemos está dañando al otro. Si nosotros lo que decimos y hacemos da algún aporte a la sociedad, siempre desde la construcción social, es bienvenido.
¿La islamofobia es un problema de los musulmanes o de todos?
Es un problema de todos. La islamofobia es -para decirlo de manera amplia- es un tipo de discriminación que sufren las personas que profesan el islam, pero también las personas que son leídas como musulmanas. Por ejemplo, yo no soy musulmana, pero por trabajar en una asociación marroquí en donde trabajamos prioritariamente con personas musulmanas, puedo ser leída como musulmana y recibir algún tipo de discriminación al respecto.
La islamofobia es un problema de todos y por eso mismo todos debemos hacerle frente y tratar de combatirla. Nosotros hablamos en ese término en el sentido de: “esto es algo que está pasando, cómo hacemos para que no suceda más”. Además, la islamofobia es un delito de odio. ¿Cómo hacer que ese delito de odio ya no exista?
¿Qué objetivos esperan alcanzar al finalizar este congreso?
Lo principal es que en el congreso haya diversidad de opiniones. Luego que los ponentes exponen, hay una mesa de debate y se hacen preguntas a nivel general y es impresionante la cantidad de diferencias que se encuentran en las opiniones y genera un poco de tensión, pero siempre está bueno la diferencia de opinión.
Lo que queríamos desde un principio con el congreso, es que se generara esto: diversidad de opinión, pero desde el respeto. Y cuando termine el congreso, lo que queremos es eso: que todas las mesas que se hayan presentado, y todos los debates que se hayan armado, terminen con la idea de que hay diferentes opiniones y puntos de vista, pero lo importante es que se enfrente con respeto. Porque solo con el respeto, se llega a un cambio social, que es lo que se pretende.