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La Comisión Europea, contra la islamofobia: “Esta lucha no es por un grupo, es por la sociedad que queremos, basada en la no discriminación”

Tommaso Chiamparino es el coordinador contra la islamofobia de la Comisión Europea. © Salam Plan

Tommaso Chiamparino es el coordinador contra el odio antimusulmán de la Comisión Europea, un papel que considera que va de la mano de una lucha por los derechos de todos, por una sociedad abierta y diversa.

Chiamparino llevaba años trabajando en políticas europeas para combatir el racismo y la xenofobia antes de ocupar su actual puesto, y en los últimos tres años se ha dedicado especialmente a trabajar contra el discurso de odio en internet. Para él resulta clave que se escuche a las minorías y se las tenga en cuenta desde la Comisión Europea, teniendo además en cuenta que en Europa hay unos 26 millones de musulmanes, muchos de ellos europeos. En España, por ejemplo, el 43% de los musulmanes son españoles, según el Observatorio Andalusí.

Chiamparino organizó recientemente un taller en Madrid junto con el Observatorio Español del Racismo y la Xenofobia (Oberaxe), ente perteneciente a la Secretaría de Estado de Migraciones. En él se reunieron tanto agentes de la sociedad civil como de los organismos públicos de toda Europa para debatir sobre sinergias y buenas prácticas en la lucha contra la islamofobia dentro de la Unión Europea.

El equipo de Chiamparino ayudó a juntar a unos 120 personas implicadas en este trabajo, que van desde asociaciones por los derechos humanos, asociaciones musulmanas o el mundo académico hasta funcionarios de la Administración pública y agentes de Policía que combaten los delitos de odio. El jefe de la Comisión Europea en la lucha contra la islamofobia habló con Salam Plan al término de un día y medio de taller, al que esta web de periodismo contra el odio también estuvo invitada.

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¿Qué implica su puesto como jefe de la Comisión Europea en la lucha contra la islamofobia?

El papel clave del coordinador para combatir el odio antimusulmán es asegurar que los diferentes servicios de la Comisión se involucren desde distintos ángulos que puedan ser relevantes para luchar contra la intolerancia, la discriminación y el odio contra los musulmanes. Esto podría ser desde el punto de vista de los delitos de odio, respuestas potenciales, la Educación con las herramientas que tenemos, tipos de subvenciones, por ejemplo, u otras áreas que puedan resultar relevantes. Se trata de garantizar una política integral; también la necesidad de proteger los derechos y combatir formas de racismo e intolerancia.

Mi otra función principal es ser una especie de contacto para organizaciones sociales de base para transmitir a la esfera política de la Comisión Europea mensajes sobre cosas que están pasando sobre el terreno, y ser también un contacto para autoridades nacionales y municipales cuando se trata de juntar agentes relevantes para la lucha contra la intolerancia, la discriminación y el odio contra los musulmanes.

En definitiva, es un rol de facilitador, que busca reunir a todos los diferentes actores en esta lucha.

“Existe un reto social general en lo que se refiere a los relatos dominantes y cómo podemos promover relatos alternativos, positivos frente a aquellos que difunden la intolerancia”

Más de 100 personas se reunieron en Madrid para hablar sobre estrategias, necesidades y retos para combatir la islamofobia. ¿Qué se lleva con usted de este encuentro?

Se podría pensar que los números no son importantes, pero creo que tener una sala llena de gente en un taller que se ha celebrado en un edificio gubernamental y cuyos anfitriones era autoridades públicas, y el hecho de que estas personas vinieran de la mayoría de los Estados miembros, y que procedieran tanto de organizaciones civiles de base como de autoridades nacionales y locales… han estado en la misma sala, en los mismos grupos debatiendo sobre cómo cooperar o encontrar formas de trabajar conjuntamente. Eso en sí mismo es un logro clave de este encuentro: tener personas en la misma sala hablando sobre maneras concretas de cooperar.

Los resultados son deberes para todos -incluida la Comisión, por supuesto- y otras autoridades públicas para convocar plataformas abiertas a la sociedad civil sobre cómo dar respuesta en las distintas áreas. Por ejemplo, entrenar a la policía para que sepa reconocer un delito de odio islamófobo, o trabajar juntos con organismos públicos por la igualdad y asegurar un mecanismo de cooperación entre la sociedad civil y los cuerpos políticos, y los procesos judiciales.

Asociaciones musulmanas y otras asociaciones de la sociedad civil han mostrado su preocupación en estos talleres sobre la presencia de la islamofobia en el discurso político. ¿Qué puede hacer la Comisión Europea sobre esto, especialmente teniendo en cuenta el nuevo reparto de escaños en el Parlamento Europeo?

Creo que por una parte existe un reto social general en lo que se refiere a los relatos dominantes y cómo podemos promover relatos alternativos, positivos frente a aquellos que difunden la intolerancia, el odio, el rechazo, etcétera. Lo que podemos hacer es continuar trabajando en un área en la que hemos trabajado mucho, por ejemplo en la esfera de internet: cómo promover narrativas positivas de tolerancia online.

Por otra parte, el reto es transmitir el mensaje de que esto no es una lucha que debamos emprender por un grupo -por los musulmanes, los judíos, los romaníes o el colectivo LGTB, sino que debemos hacerlo por el modelo de sociedad que queremos. En ese sentido, pienso que puede haber varios aliados en la comunidad política, también sobre un mensaje común: que se trata de [luchar por] una sociedad basada en la no discriminación, tolerancia -que está en juego y tenemos que promover en el futuro.

“Todos somos parte de una misma sociedad plural. Yo personalmente no soy musulmán, pero valoro una sociedad en la que los musulmanes, y otros grupos, vivan junto a mí y que la escuela de mis hijos refleje esa mezcla”

Usted ahora trabaja específicamente contra la islamofobia. ¿Qué significan los musulmanes para usted? ¿Qué les diría a personas no musulmanas que tienen miedo o difunden el odio?

Para mí es sencillo: todos somos parte de una misma sociedad plural. Yo personalmente no soy musulmán, pero valoro una sociedad en la que los musulmanes, y otros grupos, vivan junto a mí y que la escuela de mis hijos refleje esa mezcla. El hecho de no ser parte de la comunidad [musulmana], me hace sentir una responsabilidad aún más grande: dedico mi trabajo a ayudar a transmitir las voces de grupos a los que a menudo no se les escucha, que muchas veces no disponen de espacios en los que estén representados y que no tienen acceso a realizar políticas… con la esperanza de que mi trabajo ya no haga falta dentro de poco. Eso significará más diversidad, más tolerancia.

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