A H.M. le llamaron para romper un precontrato de alquiler media hora después de los atentados de Cataluña. Hamida ha tardado cuatro años en encontrar un piso adecuado a pesar de tener un empleo fijo y suficientes ingresos. Como ellos, muchas más personas musulmanas son especialmente discriminadas a la hora de buscar una vivienda de alquiler. E hipotecarse solo es una opción de último recurso para los musulmanes practicantes, porque los préstamos bancarios por lo general se consideran ilícitos por abusivos.
Así se desprende de una encuesta del Observatorio Español de Racismo y Xenofobia (Oberaxe) a administraciones, organizaciones y ciudadanos relacionados musulmanes y no musulmanes. El 87% de los encuestados asegura que entre las situaciones en las que perciben una mayor islamofobia es en el mercado inmobiliario. “Me costaría pensar en una persona que no haya pasado por esta situación. Esto es el pan nuestro de cada día”, dice H.M. a Salam Plan.
Hamida tiene 27 años y cuenta que le ha costado cuatro años encontrar el piso que buscaba por la zona del Maresme (Barcelona). No porque no viera uno que le convenciera ni porque no tuviera dinero ni garantías para pagarlo. Tiene empleo fijo y entre su pareja y ella tenían ingresos suficientes para pagar un alquiler de hasta mil euros. Pero no bastaba.
“Mandé una solicitud para ver el piso. Me respondieron que el propietario no alquilaba a extranjeros”
Empezó a mirar cuando se quiso independizar de sus padres y no fue hasta agosto de este año cuando al fin pudieron alquilar un piso cerca de su trabajo. El caso de discriminación más clara que recuerda fue hace dos años:
Envió una solicitud para ver un piso en persona a través de un portal inmobiliario. Le respondieron por correo electrónico desde la agencia que lo llevaba. La respuesta fue clara: “que el propietario no alquilaba a extranjeros”. Lo único que sabían de Hamida era su nombre y que le interesaba visitar el piso. “En ese momento me enrabié y lo dejé aparte. Podría haber denunciado, porque tenía una prueba. Pero lo dejé pasar”.
Desde la agencia se comprometieron a contactarla cuando saliera otra oferta similar, pero en otra ocasión Hamida volvió a dar con un piso que estaba en la cartera de la misma agencia y recuerda que la respuesta fue similar. “Es evidente. Si hubiera puesto Paula, la reacción sería diferente”.
“Cuando te ven, el nombre, el pañuelo o el físico… Te explican y te enseñan todo lo que hace falta, pero… Aunque tengas nóminas muy buenas. Y aunque tengas DNI y hayas nacido en Barcelona, no importa”
Para Hamida está claro que muchos propietarios la han rechazado como inquilina por su nombre, o porque lleva pañuelo. “Cada dos años he encontrado algo, y mi búsqueda ha sido constante”. Poco ha ayudado que tuviera un contrato fijo y dos nóminas -junto con la de su pareja- que garantizaban el pago del alquiler.
“Cuando tú vas al piso, te ven presencialmente, el nombre, el pañuelo o el físico… Te explican y te enseñan todo lo que hace falta, pero… Aunque tengas nóminas muy buenas. Y aunque tengas DNI y ponga que has nacido en Barcelona, no importa”, describe. “Les hablas en catalán o castellano, se llevan la sorpresa, pero se quedan con el pañuelo. Quizá si no lo llevara, pero este mundo es diverso. Me voy a presentar como soy y es lo que hay”.
Para encontrar su primer piso, Hamida llevó gorro y bufanda aprovechando que era invierno. Temía que el pañuelo le impidiera encontrar una vivienda que alquilar. “Era una situación urgente y necesitaba un sitio donde vivir”. Cuenta que finalmente tuvo suerte, porque resultó que el chico que alquilaba el piso había salido con una chica marroquí y no tenía ningún problema.
Han tenido que alquilar a 60 kilómetros de su puesto de trabajo al no ser aceptados en pisos más cercanos; no porque no pudieran permitirse algo más cerca. Y Hamida “muchas veces” decía a su pareja que fuera él solo a ver un piso; una vez más por el temor de ser rechazada por el pañuelo. Pero eso tampoco terminaba de facilitar las cosas. “Mi pareja es extranjera, de Europa y tiene nombre árabe; lo único es que no es moreno”, describe.
“La mayoría te atiende correctamente cuando hablas bien o sin acento, o no tienes apariencia extranjera”
“La mayoría te atiende correctamente cuando hablas bien o sin acento, o no tienes apariencia extranjera”, cuenta Mohamed, de Getafe (Madrid). “Pero en el momento en el que se enteran de que tu nombre es árabe, la cosa cambia y siempre recurren a la excusa de que tienen a otra gente en lista [de espera] o que te llamarán”.
Él también se sintió discriminado cuando fue a una agencia inmobiliaria hace un año para solicitar información sobre un chalet en alquiler: “Me cogieron los datos para llamarme supuestamente para ir a verlo y para enseñarme otros, y hasta el momento no me ha llamado nadie”.
En verano de 2017, H.M. había firmado ya un precontrato de alquiler con el dueño de un piso a través de una agencia. Quedaba una semana para firmar el documento definitivo y él ya tenía todo preparado para mudarse. Pero…
“Le dije: ‘Dime las cosas directamente. Esto tiene que ver con lo que acaba de pasar’. Dijo: ‘No te lo tomes a mal, lo siento mucho’”
“Unos días antes tuvo lugar el atentado de Barcelona. Media hora después del atentado suena el teléfono. Es el comercial de la agencia: ‘Ha llamado esa familia y es que viene a vivir en el piso una sobrina suya que quiere volver…’ La historia tenía pinta de ser demasiado rocambolesca. Le dije: ‘Dime las cosas directamente. Esto tiene que ver con lo que acaba de pasar’. Dijo: ‘No te lo tomes a mal, lo siento mucho’”, recuerda.
A pesar del mal trago, H. M. se solidariza con el comercial de la inmobiliaria, porque considera que se encontraba “en una mala situación”. Tuvo que pasarse por la agencia para recoger el depósito que ya había entregado. Y acabó alquilando un piso que costaba casi el doble, porque su mudanza ya no tenía marcha atrás y no podía esperar.
¿Hipotecarse? El islam considera usura los préstamos con intereses
Muy activo en redes sociales, H.M. ha detectado en las últimas semanas decenas de consultas de personas musulmanas sobre la posibilidad de comprar una casa hipotecándose por no conseguir acceder a un alquiler. Y es que la compra de una vivienda para los musulmanes practicantes tiene la dificultad añadida de que el islam, por lo general, prohíbe recurrir a préstamos bancarios. Esto es así porque los préstamos con intereses se consideran usura y, por lo tanto, un trato abusivo que genera una injusticia social. La usura está prohibida por el Corán y los dichos del profeta Mohammed (hadices).
Sin embargo, la dificultad de acceso al alquiler es tal para los musulmanes en distintos lugares de Europa, que el Consejo de Fetuas e Investigación de Europa estableció dos excepciones básicas:
- si no queda otra opción para recurrir a una vivienda digna y por lo tanto es una necesidad extrema;
- si los intereses son tan sumamente bajos que no se pueden considerar abuso.
Lo explica Abdelaziz Hammaoui, teólogo y sociólogo musulmán: “En el caso de los préstamos bancarios, hay un consenso entre los sabios musulmanes, de que los préstamos bancarios actuales se consideran una forma de usura”. Donde el acuerdo no es unánime entre los eruditos musulmanes es en la opción de acceder a una hipoteca, pero sí hay “un porcentaje muy importante de sabios” que lo ve lícito en Europa “dada la situación de inestabilidad que supone el alquiler, además de la dificultad de acceso al alquiler”. La excepción, como siempre en el islam, está en la necesidad vital o extrema.
“Hay zonas donde la inmobiliaria te dice que no busques, porque los dueños no quieren alquilar para inmigrantes o, directamente, a musulmanes”
“Hay zonas [en Europa] que cuando vas, directamente la inmobiliaria te dice que no busques por esta zona, porque los dueños no quieren alquilar para inmigrantes o, directamente, a musulmanes”, señala Hammaoui. La fetua (reglamento jurídico teológico musulmán) dictada hace unos años por el citado Consejo explica que como el alquiler no garantiza a una vivienda digna, entiende que esa necesidad solamente se puede cubrir a través de una vivienda comprada. “En ese caso, la hipoteca se convierte en algo temporalmente lícito”, explica el teólogo, expresidente del Centro Cultural Islámico de Valencia.
Un matiz hay que añadir: se considera lícito sobre todo para familias, no tanto para un soltero. “Se entiende que el acceso a una vivienda digna, sobre todo para una familia con hijos que necesita estabilidad, es una necesidad extrema. Una persona soltera, bueno, puede compartir piso con cualquiera y en ese caso, no”, indica Hammaoui.
Este sociólogo y teólogo señala otra opción para la compra de una vivienda sin pagar a tocateja y que está considerada lícita en el islam: las viviendas que tienen los bancos en propiedad y venden directamente. “El banco te la vende por equis si me la pagas hoy, pero si me la quieres pagar en un plazo de 20 años, te la vendo por tanto y te sube el precio. Si tú aceptas esta transacción, en el islam no hay problema, porque aquí estás tratando directamente con el dueño final y te ha dado un precio que tú has aceptado voluntariamente y ese precio no va a cambiar”.
Tras la vivienda, las dificultades para encontrar trabajo
Tras el problema de la vivienda, la segunda situación donde la encuesta de Oberaxe detecta más islamofobia es a la hora de buscar trabajo (según un 83% de los encuestados). Dar con un lugar para establecer una mezquita tampoco resulta fácil, según un 79%.
“Supongo que para todos los musulmanes practicantes es un problema la vivienda. También he tenido problemas para trabajos en las entrevistas, en el tren te miran, no puedes ser bombero… Siempre hay un tic con el tema del pañuelo”, lamenta Hamida, la joven catalana que tardó cuatro años en dar con un piso de alquiler adecuado y sin pegas del casero por su religión.
Admite que “siempre vas un poquito a la defensiva” y le da pena. Pero tiene la esperanza de que la sociedad normalice la diversidad. “Ahora estoy trabajando con mi pañuelo en un sitio de profesora de español y catalán; y de educadora. Quizás hace unos años era impensable”.
La discriminación por profesar el islam afecta a la vida de dos millones de ciudadanos españoles y residentes en España. El 83% de estos encuestados sostiene que hay mucha o bastante islamofobia en España. Consideran que entre los factores que más contribuyen al aumento de este odio o prejuicio hacia los musulmanes están el discurso de algunas fuerzas políticas (75%), los actos terroristas de Daesh o afines (72%) y los medios de comunicación (71%).
Oberaxe es un organismo adscrito al Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, que llevó a cabo la encuesta de forma virtual. El organismo invitó a administraciones estatales, regionales y locales, organizaciones no gubernamentales, organizaciones de inmigrantes, mezquitas y otros centros de culto y personas musulmanas y no musulmanas a responder al estudio, incluido Salam Plan. Los resultados se obtuvieron de 163 respuestas válidas.
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