La pequeña falleció hace una semana cuando intentaba alcanzar Grecia con su familia. La información sobre ella es tan escasa, que ni siquiera se sabe su nombre con seguridad.
En 2015, la foto del pequeño Aylan Kurdi inerte sobre una playa turca dio la vuelta al mundo. Hace una semana falleció otra niña pequeña. Tenía 4 años y ha pasado prácticamente inadvertido. Ella también partió de Turquía con su familia en una infraembarcación y no sobrevivió. Sucedió el martes 15 de enero.
Los datos indican que ni Aylan ni la pequeña que ha perdido la vida ahora son casos únicos. Solo el pasado fin de semana, alrededor de 170 personas murieron o desaparecieron en dos naufragios en el Mediterráneo, recuerda Unicef. Algunos testigos han indicado que había niños y una mujer embarazada a bordo.
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El padre de la pequeña, Mohammed Fadil, contó de vuelta en Turquía que su bote con unas 45 personas a bordo -varias de ellas, niños- se enfrentó a un fuerte oleaje cuando se encaminaban a Grecia.
Asegura que entonces se aproximaron guardias costeros griegos, que les dijeron que pararan el motor. Creían que les iban a remolcar, pero afirma que comenzaron a girar en círculos de forma peligrosa después de haberlos atado a su embarcación. «Fue inhumano, intentaron matarnos», denunció aquel día un padre destrozado, en declaraciones recogidas por la agencia de noticias estatal Anadolu.
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Otros testimonios recogidos por Anadolu hablan también de violentas maniobras de guardias griegos y denuncian que pusieron sus vidas en peligro. Les rescataron los guardias costeros turcos, cerca de sus costas. Para entonces, la hija de Mohammed Fadil estaba muerta, según la agencia de noticias.
La Guardia Costera de Grecia ha respondido a las denuncias asegurando que en la mañana del 15 de enero localizaron un bote hinchable de unos 6 metros de eslora con un «número considerable de inmigrantes en aguas territoriales de Turquía». Según su versión, dieron aviso a las autoridades turcas en cumplimiento de las normas internacionales. Un barco griego y otro europeo de Frontex esperaron hasta que llegaron los guardias costeros turcos. Grecia asegura que nunca se le comunicó la muerte de ninguna persona de aquel bote.
La esposa y los otros dos hijos de Mohammed Fadil sobrevivieron con él.
En 2016, la Unión Europea firmó un controvertido acuerdo con Turquía para evitar que siguieran llegando personas en busca de asilo a través del mar a Grecia. Los 28 acordaron un paquete de 6.000 millones de euros para Ankara a cambio de que frenara el flujo migratorio y también para poder devolver a aquellos solicitantes de asilo que sí consiguieran llegar a las costas helenas una vez firmado el acuerdo.
29 niños por día llegan a Europa a través del mar
En las dos primeras semanas de 2019, más de 400 niños han llegado a las costas europeas a través del Mediterráneo, una media de 29 por día. Unicef pide a los gobiernos europeos protección urgente para ellos y una solución regional «predecible» que ofrezca puertos seguros a los que llegar «lo más rápido posible».
La agencia de Naciones Unidas para la protección de la infancia, advierte de que a la ya de por sí peligrosa ruta del Mediterráneo, ahora se suman «temperaturas heladoras y aguas agitadas». Por eso es especialmente importante evitar mantener a personas rescatadas en alta mar sin ofrecerles un puerto seguro.
Los menores se topan con «violaciones de sus derechos más básicos durante sus peligrosos viajes por mar, así como cuando llegan a Europa», denuncia Unicef.
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A principios de año, al menos seis niños quedaron a la deriva en el Mediterráneo a bordo del Sea Watch 3, ya que el barco no tenía permitido atracar en puerto. Los niños a bordo estuvieron en un limbo, en algunos casos hasta 18 días, sin acceso a atención médica urgente y otros servicios básicos hasta que finalmente se les permitió desembarcar, lamenta Unicef.
Se calcula que, en 2018, 23.000 niños refugiados y migrantes llegaron por mar a Grecia, Italia y España. La gran mayoría huían de la guerra, la extrema pobreza y la persecución, indica Unicef.
La agencia de Naciones Unidas pide que los gobiernos europeos mejoren también la atención en tierra a los menores y reclama más compromisos de reasentamiento que prioricen el bienestar de los niños, y procesos de reunificación familiar más rápidos por parte de todos los Estados miembros de la UE.