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Moha Gerehou: “Hay que reflexionar sobre el odio al que estamos constantemente sometidos en lugares como Twitter”

Moha Gerehou a menudo se siente tratado como un 'eterno extranjero' en su propio país. © Laurent Leger Adame

A Moha Gerehou le encanta poner la música a todo volumen mientras cocina. Iba para periodista deportivo, pero durante la carrera se acabó decantando por un camino más social. Hoy es una de las figuras de referencia en el movimiento contra el racismo en España.

Nacido en Huesca en 1992, Gerehou cuenta que a menudo se siente como un “eterno extranjero”, cuestionado solo por su color de piel. Publica Qué hace un negro como tú en un sitio como éste (Ed. Península) para mostrar y concienciar al resto de la sociedad española sobre un racismo del que no siempre somos conscientes.

Actualmente maneja las redes sociales en eldiario.es y militó varios años en SOS Racismo Madrid, donde llegó a ser presidente. Pero reconoce que hubo un tiempo en que se odió a sí mismo por ser negro. También le daba vergüenza decir abiertamente que es musulmán.

En esta entrevista con Salam Plan, habla sobre su activismo y sus propuestas para acabar de forma conjunta con el racismo. Pero también desvela por qué acabó siendo forofo del Valencia o cuál es la canción que siempre le pone de buen humor. Éste es Moha Gerehou.

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¿Qué tal estás?

Estoy bien. Un poco cansado desde que se publicó el libro, porque ha habido mucha promoción. Pero a la vez muy feliz, porque siento que ha habido una buena acogida, siento que la gente lo está encontrando útil y al final eso es lo que me llevo.

Cuentas en el libro que cuando conoces a alguien, hay una pregunta que te repiten irremediablemente.

“¿De dónde eres?”

Ese “¿de dónde eres?” en el que no se dan por satisfechos con que digas que eres de Huesca.

No, porque al final lo que tengo que responder es por qué soy negro. Por eso, cuando respondo que mis padres son de Gambia, ya no me preguntan por mis abuelos, porque ya he respondido a la pregunta que les creaba esa incógnita.

¿Cómo te hace sentir eso?

En el libro hablo de que me hace sentir como un eterno extranjero. Al final, mi identidad no se entiende como parte de la identidad española, que no reconoce su diversidad racial. De hecho, la gente igual se piensa que soy estadounidense o muchas cosas excepto español. Yo creo que ahí lo tenemos que revisar.

“Sentía que no solo hacía una labor periodística, sino que estaba aportando un valor a la sociedad”

¿Qué te gustaría que te preguntaran cuando conoces a alguien y no te suelen preguntar?

No hay una pregunta en especial. Yo sí que estoy a favor de un interés genuino por los orígenes de las personas. Esto puede parecer contradictorio respecto a lo que he dicho antes, pero para mí, no. Yo creo que tener un interés genuino por el recorrido familiar de alguien es interesante; y se puede hacer a todos los niveles.

Para mí el problema de la pregunta anterior precisamente es que entiendan que no puede ser, que haya que tener como una segunda prueba para confirmar que sí, efectivamente, has nacido en Huesca y que eres de ahí. Creo que ahí es donde está la diferencia.

Eres periodista. ¿Qué te hizo decidirte por esta profesión?

Nada de lo que hago ahora. Yo entré para ser periodista deportivo y salí que lo último que quería ser era periodista deportivo. Y ahora no hago nada de eso. Porque me di cuenta de que hacerlo desde un enfoque social, me llenaba mucho más. Sentía como que no solo hacía una labor periodística, sino que estaba aportando un valor a la sociedad.

¿Sigues jugando al fútbol, como hacías antes?

Hasta que llegó la pandemia, jugaba todos los domingos en una liga de barrio. Pero sí me gusta. Es algo que me entretiene y me desconecta, me hace relajar.

¿Me vas a confesar de qué equipo eres?

Sí, del Valencia [ríe], del que nadie espera.

Sí, siendo oscense… ¿Cómo acabas siendo del Valencia?

Por una tontería de niño. Porque todo el mundo era del Barça y del Madrid y yo, por hacer la tontería, dije: “Ah, pues como todo el mundo es del Barça y del Madrid, yo voy a ser de otro equipo”. Y en esa época, el Valencia era un equipo que ganaba ligas, y llegaba a la final de la Champions… y todo eso. Empecé a verlo con la tontería, y al final me acabé haciendo fan. Ahora veo que no fue la mejor decisión [ríe].

“Me encanta la música, escucharla y bailarla. Con la cocina me relajo: pongo la música alta y me pongo a cocinar, y me puedo tirar ahí horas”

Además, del fútbol, ¿a qué te gusta dedicar tu tiempo libre?

Me gusta leer, me gusta mucho la música -tanto escucharla como bailarla-, me encanta. Me gusta cocinar también, es algo con lo que me relajo: me pongo la música alta y me pongo a cocinar, y me puedo tirar ahí dos horas, tres.

¿Qué tipo de música, qué tipo de canción te gusta ponerte alta? ¿Cuál te da energía?

Me gustan mucho las canciones de afrobeat. Por ejemplo, hay una que se llama Rosalina de BM y me parece un temazo. Me anima mucho. Da igual el momento en el que la escuche, siempre me pone de buen humor.

¿Qué tal llevas este año de pandemia?

Ahora mismo, creo como está todo el mundo, que parece que empezamos a ver el horizonte final de esto. Ahora con muchas ganas ya de poder volver a una cierta normalidad, de poder juntarnos mucha gente, de querer salir a bailar a un sitio y poder hacerlo sin distancia.

Luego, durante todo el año, yo he tenido la suerte de que he podido teletrabajar. Y eso es una gran ventaja, poder estar en casa y seguir con tu trabajo. Luego, siguiendo con mucha preocupación la evolución de familiares y amigos que han podido pasar por la enfermedad, pero por suerte nunca ha pasado de eso.

¿Has podido volver a Huesca últimamente?

Solo en Navidades he podido ir. Ahora estaba pensando en ir antes de la promoción del libro, pero por movilidad no se podía. Así que yo, en cuanto se pueda, trataré de escaparme aunque sea un fin de semana, que hay que ver a la familia.

“Hay que reflexionar sobre el odio al que estamos constantemente sometidos en lugares como Twitter”

El otro día tuiteaste: “Contar que soy de Huesca, que crecí jugando al fútbol y me fui a Madrid a estudiar es el punto de partida de una historia con CERO glamour. Sin embargo, ayuda a entender que el racismo en España es estructural”. Algunas respuestas fueron: “Naciste en Huesca o viniste como tantos otros asaltando la valla y tirando cal viva y heces a la guardia civil que está allí?”. También te escribieron: “Racismo estructural? No creo que tu color, que no tu origen, te haya impedido realizar tu proyecto vital, en este querido país. Racismo estructural fuera de Europa se multiplica por 1000, mires donde mires. Eso sí que es racismo estructural”; o “España, nunca ha sido racista. Que vaya a la América profunda. Y verá…”. ¿Es lo habitual, Moha?

Sí. Hay un capítulo en el libro, que lo dedico al tema de las redes sociales. Y sí, desde que tengo una cierta visibilidad, sobre todo también en redes sociales, es habitual recibir ese tipo de comentarios. Es una cosa sobre la que reflexionar, y mucho. El saber que compartir tu experiencia o dar tu opinión política sobre determinados temas, se dan las mismas dinámicas que se dan fuera, en la vida real. Hay que reflexionar sobre el odio al que estamos constantemente sometidos en lugares como Twitter. Es algo que a veces es difícil de gestionar.

¿Se atreven a decirte estas cosas también a la cara?

No, excepto un par de veces con algún incidentillo. Pero nunca he recibido esto de forma tan explícita en la cara. Creo que la gente, a través de las redes sociales se envalentona: el anonimato, el hecho de estar tras una pantalla, que se deshumaniza un poco… Yo creo que las redes sociales fomentan este tipo de comportamientos, que fuera son poco habituales.

“Tenemos una Justicia que todavía no está preparada para hacer frente al racismo que hay en la sociedad”

La comisaria europea de Igualdad, Helena Dalli, manifestó que existe “racismo estructural” cuando presentó un nuevo Plan Antirracista para la UE en septiembre del año pasado. Lo hizo después de que el movimiento Black Lives Matter (Las Vidas Negras Importan) trascendiera fronteras tras el asesinato de George Floyd en Estados Unidos. También reconocía abusos policiales y falta de diversidad en la plantilla de funcionarios europeos. ¿Has notado alguna mejora desde entonces?

Sí, creo que a raíz del asesinato de George Floyd hubo cierto punto de inflexión a la hora de reconocer el racismo. Que incluso las instituciones europeas hagan este reconocimiento, es un avance. Sin embargo, creo que ser antirracista implica tomar acciones, no solo palabras. Creo que hay un ejemplo muy evidente con el fútbol: cuando ocurre un caso de racismo, que hemos visto en España muchos, la impunidad acaba campando a sus anchas.

El reconocimiento del racismo es el primer paso para erradicarlo, pero se tienen que implementar medidas; y desde la Unión Europea hay muchas que se pueden tomar y pueden ayudar a atajar este problema.

La juez que llevaba el caso del cartel electoral de Vox por presunto delito de odio ha archivado el caso porque no ve indicios. ¿Qué te parece?

No es ninguna sorpresa. Tenemos una Justicia que todavía no está preparada para hacer frente al racismo que hay en la sociedad. No hay formaciones en este asunto, faltan juzgados especializados, falta un reglamento que mucho más específicamente tenga un marco jurídico para las distintas situaciones de racismo, nos falta saber a dónde tenemos que acudir cuando sufrimos un caso… Hasta que eso no pase, creo que van a seguir ocurriendo situaciones de este tipo, que dejan total impunidad.

“Dejé de odiarme por ser negro tras un proceso de mucho autoconocimiento y de conocimiento antirracista”

“Durante mucho tiempo me odié por ser negro”. ¿Cuándo dejaste de hacerlo?

Es un proceso de mucho autoconocimiento y de conocimiento antirracista. Cuando creces, escuchamos muchos estereotipos sobre la negritud: [se relaciona con] todo lo que está relacionado con la incultura, la suciedad… todo lo negativo. Por otro lado, ves que muchas de las situaciones que se dan a lo largo de tu vida, tienen que ver con tu color de piel. Y hay momentos en los que dices: “oye, si no tuviera este color de piel, esto no me estaría pasando”. Y tercero, hay una falta de referencias positivas relacionadas con la negritud y que vayan más allá de una serie de compartimentos, que vaya mucho más allá de la música o del entretenimiento y del deporte.

Creo que eso muchas veces hace que, cuando no tienes herramientas, acabes odiándolo y acabes no teniendo ese amor propio por una parte de tu identidad, que es una [parte] más.

En el libro también confiesas que hubo un tiempo en el que te avergonzabas de ser musulmán.

Sí, porque no veía que fueran unas costumbres conocidas en el resto de la sociedad española. Sentía que cada vez que salía en algún momento el hecho de que yo era musulmán, me tenía que enfrentar a un torrente de preguntas. Entonces, yo tendía mucho a ocultarlo: el hecho de rezar cinco veces al día, cosas como ir a la mezquita… para mí eran cuestiones que me daban como vergüenza.  

Y siento que muchas veces tiene que ver con que: uno, se hable -en el resto de la sociedad también- de una forma normal, porque luego he visto cómo en determinados lugares donde igual había más presencia de personas musulmanas, estaba mucho más normalizado, porque se exteriorizaba más. Pero en mi caso, no. En mi caso, era una cuestión que trataba de mantener oculta, porque sentía que había un cuestionamiento siempre que salía.

“Es muy importante que seamos capaces de reconocer la existencia del racismo, entender cómo se manifiesta en nuestra sociedad. Y decir: vamos a plantear las soluciones pertinentes para poder erradicarlo”

“¿En qué momento las personas blancas se dieron cuenta de que lo eran? Y sobre todo, “¿cuándo supieron que era un elemento sobre el que construir su supremacía?”. Esto también suena a generalización, ¿no?

Esto lo cuento por una cosa: yo creo que al final, cuando las personas negras sufrimos el racismo, aprendemos aprendiendo cómo ese color de piel acaba siendo una barrera en muchos aspectos. Por las distintas experiencias, acabamos dándonos cuenta de eso.

Y yo creo que es interesante, hacer esa parte de la reflexión desde la parte blanca, de decir: “oye, un momento, es que cuando, por ejemplo, estamos en un campo de fútbol y a mi compañero le están insultando por ser negro y está sufriendo esa violencia…”. Hacer también esa reflexión de cómo el ser una persona blanca te hace librarte de esas situaciones.

Yo creo que con esa reflexión conjunta, cada uno desde nuestra identidad, creo que será mucho más fácil proponer soluciones a este problema.

¿Cuál es la primera tarea que crees que nos debemos poner todos para poner fin al racismo?

Para mí es muy importante el conocimiento antirracista: que desde muy pequeños seamos capaces de reconocer la existencia del racismo, seamos capaces de entender cómo se manifiesta en nuestra sociedad, en qué niveles, cómo llega: desde el lenguaje a la forma en la que miramos a nuestras amistades… Cómo se manifiesta en los medios de comunicación, etcétera.

Ese es el primer paso para ser antirracistas, para tomar acción desde el conocimiento. Decir: éste es el problema, así se manifiesta, vamos a plantear las soluciones pertinentes para poder erradicarlo de nuestra sociedad.

Feliz Ramadán.

Pues yo no lo puedo hacer, porque soy diabético y entonces yo estoy eximido.

Bueno, pero celebrarlo lo celebras igual.

Sí, eso sí. Pero con mis limitaciones.

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