Sintonía entre ambos líderes religiosos durante la breve visita del Papa Francisco al Gran Ayatolá Al Sistani en su casa de Nayaf (Irak). El encuentro del pontífice con el líder religioso chiíta en Irak ha durado 45 minutos aproximadamente.
Francisco ha resaltado “la importancia de la colaboración y de la amistad entre las comunidades religiosas para que, cultivando el respeto recíproco y el diálogo, se contribuya al bien de Irak, de la región y de toda la humanidad”. Así lo ha comunicado posteriormente el Vaticano, pues el encuentro ha transcurrido en privado.
Al Sistani ha destacado “la importancia del esfuerzo común para consolidar los valores de la harmonía, la convivencia pacífica y la solidaridad humana en todas las sociedades”, según su oficina. Ha añadido que esto debe “basarse en promover los derechos y el respeto mutuo entre los seguidores de distintas religiones y corrientes intelectuales”.
El encuentro ha servido al Papa para agradecer Al Sistani que, “junto a la comunidad chiita y frente a la violencia y a las grandes dificultades de los últimos años, haya levantado su voz en defensa de los más débiles y perseguidos”. El Gran Ayatolá chiíta ha destacado el papel de la autoridad religiosa en la lucha contra “los terroristas” de Daesh y sus “actos criminales”, especialmente mientras controlaron diversos territorios de Irak.
Sobre la minoría cristiana en el país, Al Sistani ha deseado que “los ciudadanos cristianos vivan, como todos los iraquíes, en paz y seguridad”. Además, ha enfatizado su apoyo para que se “preserven todos sus derechos constitucionales”.
Al despedirse, el Papa Francisco ha reiterado su deseo de un “futuro de paz y de fraternidad para la amada tierra iraquí, para Oriente Medio y para el mundo entero”.
Encuentro interreligioso en la tierra de Abraham
Tras el encuentro, el pontífice se ha trasladado a la antigua ciudad de Ur, donde según la tradición de cristianos, musulmanes y judíos, nació el patriarca de estas tres religiones: Abraham/Ibrahim. Por ello, Francisco ha elegido este lugar para celebrar un encuentro interreligioso, en un gesto más de su promoción del diálogo interreligioso al que está dedicando una parte importante de su pontificado.
Allí, acompañado de otros representantes religiosos, el Papa ha pedido rezar por quienes han sufrido la violencia y el terrorismo. Ha tenido un recuerdo especial para las víctimas yazidíes, que sufrieron asesinatos masivos, secuestros y esclavitud sexual a manos de los terroristas de Daesh.
En las tierras de Ur, ha rezado para que “en todas partes se respete la libertad de conciencia y la libertad religiosa”. Ha puesto como ejemplo a “los jóvenes voluntarios musulmanes de Mosul, que ayudaron a reconstruir iglesias y monasterios, construyendo amistades fraternas sobre los escombros del odio, y a cristianos y musulmanes que hoy restauran juntos mezquitas e iglesias”.
“No habrá paz sin pueblos que tiendan la mano a otros pueblos. No habrá paz mientras los demás sean ellos y no parte de un nosotros”, ha dicho el Papa. “¿Dónde puede comenzar el camino de la paz? En la renuncia a tener enemigos”.
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