El ministro de Exteriores en funciones, Josep Borrell, pasará a ser el alto representante de la Política Exterior de la Unión Europea a partir de noviembre. En su nueva labor como jefe de la diplomacia europea, Borrell tratará entre los temas de política exterior también la defensa común europea y asuntos relacionados con la migración.
Como ministro español de Asuntos Exteriores, el socialista ha manifestado en más de una ocasión su interés por frenar el odio y prejuicios contra los musulmanes, ya sean los 25 millones de europeos que -se estima- profesan esta fe, o extranjeros. Hay dos afirmaciones clave que ha realizado al respecto este año, y que dejan entrever cuál será su enfoque como nuevo jefe de la diplomacia europea en lo que se refiere a la islamofobia:
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1. “El islam no ha llegado en patera (…). Forma parte de la cultura europea”, manifestó en la inauguración de un ciclo de conferencias titulado “Diálogo sobre sociedades abiertas», impulsado por su Ministerio en Casa Árabe, institución pública entre cuyas misiones está incluida la lucha contra la islamofobia.
El ministro subrayó aquel día, el 14 de enero de este año, que España es la parte de Europa donde el islam ha sido más duradero y “está vivo en la lengua, en la arquitectura, en la demografía española”. Aquí los musulmanes conforman el 4% de la población, con cerca de 2 millones de musulmanes y el 42% de estos, españoles. Para Borrell, es la presencia de más de siete siglos del islam la que confiere a España parte de su carácter de “excepcionalidad” que se le aduce en Europa. Y subrayó: “Hay que integrar el factor islámico en su justa medida. Sí, sí que hay un pilar árabe [y musulmán] en la cultura europea”.
Borrell aseguró en aquella conferencia que “frente a las visiones cerradas y xenófobas, debemos apostar por una sociedad abierta” y lamentó que en España “surjan partidos que quieren que los musulmanes que sean considerados enemigos que deben ser expulsados del país”.
2. “Estamos estudiando -porque nos parece razonable- que la islamofobia, como el antisemitismo, se considere una manifestación del odio hacia otros seres humanos y reciba la misma clase de condena”.
Esta fue la respuesta que dio Borrell a Salam Plan en una rueda de prensa, cuando este medio le preguntó sobre la posible tipificación específica en el Código Penal o el registro por separado de los delitos de odio islamófobos en las estadísticas, en consonancia con lo que piden Naciones Unidas y expertos internacionales. Fue durante una comparecencia que ofreció el ministro de Exteriores tras reunirse con el secretario general de la Liga Árabe, Ahmed Aboul Gheit, en Madrid en marzo.
“Juntos tenemos que compartir una lucha contra los mensajes de xenofobia, islamofobia, antisemitismo… en general contra los mensajes de odio. Juntar nuestras luchas contra el terrorismo y el extremismo, enemigo común”, había declarado previamente.
La necesidad de reflejar legalmente la islamofobia por separado es clara tanto para Naciones Unidas como para la OSCE o los editores del Informe Europeo sobre la Islamofobia.
“Sería necesario saber en cuántos casos se han perseguido delitos del odio contra la comunidad musulmana [para] conocer la gravedad y extensión de este problema”, explicó el relator especial de la ONU sobre los derechos de las minorías, Fernand de Varennes, tras visitar España en enero. El desglose por grupos étnicos y religiosos en las estadísticas de los delitos de odio para él es “indispensable”. El relator, no quiso pronunciarse entonces sobre la necesidad o no de tipificar la islamofobia penalmente.