España es el país con más víctimas mortales en el nuevo milenio, con 269, según el Libro blanco y negro del terrorismo en Europa. Le siguen Francia y Reino Unido.
Este viernes se ha presentado en Madrid la actualización del Libro liderado por la eurodiputada Maite Pagazaurtundúa de la Alianza de los Liberales y Demócratas (ALDE). Acompañada por el presidente de la asociación de víctimas del terrorismo en Bélgica V-Europe, Philippe Vansteenkiste, ambos han reclamado una urgente mejora en la atención a las víctimas.
Pagazaurtundúa, que promueve la aprobación de una directiva europea específica para atender a las víctimas de terrorismo, ha subrayado que es necesario trabajar en asuntos como la “atención desde el primer momento, la información, los protocolos consulares, la primera atención sanitaria”. Y sobre todo, sostiene, hay que tener en cuenta que “la victimación terrorista es específica”, con estrés postraumático que puede presentarse incluso años más tarde, especialmente en personas que eran niños cuando les afectó un atentado.
“Atender apropiadamente a las víctimas es un gran mensaje a los terroristas: no nos van a vencer. Es un tema de solidaridad y de estrategia. Así que si no es por virtud, que debería ser, que sea por interés”, ha pedido la eurodiputada y víctima del terrorismo.
«Atender apropiadamente a las víctimas es un gran mensaje a los terroristas: no nos van a vencer. Es un tema de solidaridad y de estrategia»
Vansteenkiste, que perdió a su hermana en los atentados de Bélgica de 2016, ha reconocido que le gustaría que su país tuviera una legislación como la española para atender a las víctimas. Además, ha subrayado que quienes son reconocidas oficialmente como víctimas, no son las únicas, pues únicamente se reconoce como tal a los familiares directos o a quienes fueron heridos.
“Actualmente, hay 500 víctimas oficialmente registradas como tal en Bélgica, pero el número real es mucho mayor”, sostiene el presidente de las víctimas de ese país. “Mis hijos también han sufrido gravemente el impacto (de la muerte de su tía a manos de terroristas …). Hubo jóvenes de una escuela belga que presenciaron el atentado de Barcelona, pero no son oficialmente víctimas”, ha ejemplificado. Para él, está claro que la victimación terrorista tiene un «efecto dominó» que en la práctica convertiría esas 500 víctimas oficiales de entre los supervivientes en Bélgica a miles de personas afectadas.
“Es importante que quienes toman las decisiones sean conscientes de la situación y actúen en consecuencia (…). Hay que conseguir abordarlo correctamente”, ha pedido.
En un acto en el que también se ha guardado un minuto de silencio en memoria de todas las víctimas, Pagazaurtundúa ha expuesto los datos más destacados de un análisis cuantitativo en el que han participado investigadores independientes:
1.790 europeos fueron asesinados por terroristas en el periodo mencionado.
1.050 de ellos perdieron la vida fuera de la Unión Europea; solo en el 11S (2001) fueron 120 los fallecidos europeos.
Afganistán es el país donde más europeos han muerto a manos de terroristas, y por lo tanto en circunstancias fuera del llamado “derecho de guerra”.
269 españoles murieron víctimas de atentados tanto dentro como fuera de la UE, lo que convierte a España en el país con el mayor número de fallecidos por terrorismo desde el año 2000 a pesar de estar ya en la época de declive de ETA.
70 personas fueron asesinadas por actos terroristas en la UE solo en 2017, notablemente menos que en los dos años anteriores: 151 en 2015 y 145 en 2016. En 2017, 18 europeos más perdieron la vida fuera de la Unión.
3 son los países de los 28 Estados miembros de la UE sin víctimas mortales entre sus ciudadanos: Luxemburgo, Malta y Eslovenia.
3 son también los países que tienen una legislación integral específica de atención a las víctimas: España, Francia e Italia.
62 menores fueron asesinados en este periodo. De ellos 21 tenían menos de 12 años.
54 mayores de 65 años también perdieron la vida a manos de los terroristas; casi la mitad de ellos, en solo dos años: entre 2016 y 2017.
22% de las víctimas son mujeres (394); la baja proporción se debe a las víctimas fuera de la UE, donde la proporción de profesionales enviados al exterior a lugares o personal oficiales atacados, como embajadas, sigue siendo mayor en el caso de los hombres.
Los autores fueron terroristas de distinto signo: de inspiración denominada yihadista, pero también de ultraderecha, extrema izquierda y nacionalismo violento.
Pagazaurtundúa es “medianamente optimista” sobre la atención que se da a las víctimas por parte de las instituciones en la Unión Europea y también con respecto a la lucha antiterrorista. “El paquete de normativas antiterroristas está empezando a funcionar, también por la sensibilización de la Comisión Europea”, ha indicado durante la presentación en la Oficina del Parlamento Europeo en Madrid. La eurodiputada considera que los atentados en 2015 en Francia “marcan un cambio de cómo enfrentar (el paquete contraterrorista) desde las instituciones europeas en un esfuerzo extraordinario, porque (tras esos ataques) sabemos que Europa está en el punto de mira”.
«Tanto en relación a las víctimas que lo han sido ya como las que lo serán, es intolerable la descoordinación que existe entre los países europeos»
Fernando Reinares es experto en terrorismo, catedrático de la Universidad Rey Juan Carlos (Madrid) e investigador en el Real Instituto Elcano. Ha calificado de “vergüenza” que los políticos e instituciones europeas no empezaran a actuar conjuntamente en la lucha antiterrorista hasta el 11S (2001).
“Hay un antes y un después: el 11S. La acumulación de miles de víctimas del IRA, de ETA, de la extrema derecha (en los años 80 especialmente)… no tuvieron tanta capacidad de movilizar a nuestras élites políticas como las víctimas de Nueva York y Washington (…). Un acto de terrorismo es un acto de terrorismo con independencia de quién lo ejecute y contra quién lo ejecute”, ha reivindicado.
Se aprobó una directiva europea antiterrorista en 2002. Y no fue hasta después de los atentados de París (2015) y Bruselas (2016) cuando se actualizó la directiva, que en opinión de Reinares, contiene “mucha alusión a las víctimas, también por su papel fundamental para ayudar a prevenir procesos de radicalización que llevan al terrorismo”.
Para este experto en terrorismo internacional, “las víctimas han sido tremendamente cautas a la hora de expresarse contra algo. Tanto en relación a las víctimas que lo han sido ya como las que lo serán, es intolerable la descoordinación que existe entre los países europeos”.
«La corrección política no ha llegado al punto de que podamos abiertamente distinguir corrientes abiertas y tolerantes del islam de corrientes (de los ultraconservadores) salafistas, hostiles a la democracia»
Reinares también ha participado en el Libro blanco y negro del terrorismo en Europa para ofrecer un análisis de lo que denomina “la movilización yihadista, el salafismo antidemocrático y la amenaza terrorista en la UE”. Este viernes, en la presentación, ha querido destacar la importancia de no dejar campar a sus anchas a la corriente salafista (ultraconservadora) en Europa, puesto que de esa visión radical es de donde a veces surgen los terroristas que dicen defender el islam con sus actos asesinos.
Al mismo tiempo ha querido dejar claro que los atentados de inspiración yihadista “no dependen del tamaño de nuestras poblaciones musulmanas: España e Italia están entre los países con mayor número de población musulmana, pero no con la mayor proporción de radicalización”. Igualmente, ha recordado que “Bulgaria tiene la mayor población musulmana y a día de hoy ha producido no sabemos si ha producido entre 1 y 9 combatientes extranjeros”.
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Por ello, ha incidido en que “el problema no está ni donde la mayor parte son musulmanes de primera generación, ni donde están desde hace siglos». Según los datos recopilados por el Real Instituto Elcano, «el problema está en acomodar a los descendientes de los inmigrantes musulmanes, las segundas generaciones”. Es ahí donde se han radicalizado los jóvenes europeos que han pasado a la acción terrorista afin al Daesh o Al Qaeda. Pero el quid de la cuestión está en no dejar expandir su influencia a quienes tengan una visión radical, la salafista.
«La corrección política no ha llegado al punto de que podamos abiertamente distinguir corrientes abiertas y tolerantes del islam de corrientes hostiles a la democracia y que con independencia del éxito que tengan nuestras políticas… siempre se van a estrellar contra el muro de lo que ellos consideran la sociedad impura», ha zanjado en referencia al salafismo.
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