Cerca de 2 millones de personas profesan el islam en España; el 40% de ellos son españoles. En Alemania, son en torno a 5 millones de musulmanes y en Suecia se calcula que están por encima del medio millón. Forman parte de Europa, pero cuando se habla de integración solo se piensa en una de las partes. ¿Y si fuera una integración en doble dirección?
Los ciudadanos franceses creen que el 31% de la población de ese país es musulmana, cuando la realidad es que conforman el 7,5% de la población, según sendos estudios de Ipsos Mori y el Pew Research Center recogidos por el diario francés Le Figaro. Una confusión en una proporción similar sucede en Alemania, Bélgica o Italia.
Expertos investigadores, sociólogos y activistas de diversos países europeos se reunieron el recientemente en Madrid en una jornada titulada “Integración de musulmanes en Europa” organizada por Casa Árabe – institución del Ministerio de Asuntos Exteriores- y la Fundación Konrad Adenauer. Salam Plan ha recogido las claves de sus propuestas para hacer que los musulmanes europeos no se sientan extranjeros en su propia casa y que quienes llegaron recientemente como migrantes también se sientan bien acogidos en una Europa a la que habitualmente se le atribuyen raíces exclusivamente cristianas, obviando así legados como el que dejó la era de Al Andalus.
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1. Musulmanes = inmigrantes es erróneo
“Hay que desextranjerizar la diversidad”, pidió Anna Terrón, exsecretaria de Estado para la migración con el gobierno socialista de José Luis Rodríguez Zapatero y actual presidenta de la consultoría In Strategies sobre movilidad y migraciones en Europa.
Hacía referencia al planteamiento de las propias autoridades europeas y algunos estudiosos, que cuando hablan sobre los musulmanes en Europa se refieren a ellos como inmigrantes; o bien hablan de los hijos de aquellos, aunque hayan pasado generaciones… Es cierto que muchos ciudadanos europeos musulmanes llegaron de antiguas colonias o países como Turquía a mediados del siglo pasado, pero ya han pasado décadas y quienes han nacido aquí o quienes llegaron entonces se pueden sentir discriminados al diferenciarlos del resto de la población europea con esa definición.
“Hay que desextranjerizar la diversidad”
“Hubo un tiempo no hace tanto en el que los turcos eran considerados turcos en Alemania; los indo-paquistaníes, indo-paquistaníes en Reino Unido y los marroquíes, marroquíes en España. Hoy se habla de ellos como musulmanes”, reflexionaba Steffano Allievi, director del Máster en el Islam de la Universidad de Padua (Italia) en el reciente seminario. “Hay un reduccionismo religioso a quienes antes eran (valorados) inmigrantes laborales (…). Hay una construcción social del miedo que juega un papel crucial (ahora)”, añadió.
2. Integración en ambas direcciones
Si equiparar musulmanes a inmigrantes es incorrecto, ni qué decir tiene cuando se sostiene que los musulmanes son peligrosos o terroristas. Se estima que en Alemania son 30.000 los seguidores de líneas radicales del islam (wahabismo), aunque Tipi considera esta cifra muy conservadora y le añade un cero al final: 300.000. En España, las autoridades calculan que alcanzan los 100.000.
Mohammed Aziz es director de la fundación que lleva su apellido y miembro del departamento de Religiones y Sociedad Civil de la Universidad de Londres. Admite que “por supuesto puede haber un elemento religioso relacionado con el terrorismo, pero no solo”. Ello sin olvidar que ser ultraconservador tampoco significa que tome las armas.
“La integración es un proceso en dos direcciones”, destacó Aziz. “Me siento incómodo cuando se habla de unos valores como si fueran superiores a otros. Los valores de libertad, respeto a la ley y democracia no son únicos de Europa”.
“Los valores de libertad, respeto a la ley y democracia no son únicos de Europa”
La investigadora de la Universidad Libre de Bruselas, Corinne Torrekens, admitió que las encuestas realizadas por su departamento entre la población belga indicaban que aún queda mucho por hacer para una integración que para ella también debe formar parte de “un proceso mutuo”. Pero resaltó a modo de ejemplo, que más del 60% de los musulmanes en Bélgica (la mayoría de origen marroquí o turco) favorecen actualmente los “valores democráticos” y están a favor de una separación entre Estado y religión. Al menos un 50% de ellos además se consideran por igual belgas y marroquíes o turcos.
Aunque en el caso belga queda claro que aún queda mucho por hacer para una integración o inclusión real de quienes tienen orígenes migratorios, Torrekens señaló un aspecto esencial que señalan sus estudios: “Los musulmanes que son más religiosos no están menos integrados ni son políticamente menos activos. Según nuestros datos, la religión no tiene un impacto en la integración”.
“Los musulmanes más religiosos no están menos integrados ni son políticamente menos activos. Según nuestros datos, la religión no tiene un impacto en la integración”
Allievi, el profesor italiano, ironizó sobre los partidos políticos y las personas laicas que “se descubren cristianos” como reacción a la presencia de ciudadanos musulmanes que han adquirido mayor relevancia en los últimos años en Europa en la escena pública. Asimismo, destaca que siempre son personas no musulmanas las que asocian a quienes profesan el islam a problemas, como el terrorismo o la denominada “crisis de refugiados”. “Se catolicizan frente a los musulmanes”, resaltó.
“Los laicos y partidos políticos se catolicizan como reacción frente a los musulmanes”
Ismail Tipi es portavoz de política para la integración en el estado alemán de Hesse por el partido cristianodemócrata CDU, el de la canciller Angela Merkel. Considera que no es raro su pertenencia a esa formación a pesar de que él es musulmán, pues en su opinión al final tanto cristianos como musulmanes y judíos creen en el mismo Dios. “La pregunta de cómo integramos a los musulmanes (en Hesse) no existe, porque tampoco queremos una discriminación positiva”, aseguró en Madrid. Al mismo tiempo, recomendó tres pasos imprescindibles para una buena integración: manejar el idioma del país donde se reside, obtener cualificaciones (educativas pero también en asuntos como el carnet de conducir) y ser una persona participativa en la sociedad.
“La pregunta de cómo integramos a los musulmanes no existe, porque tampoco queremos una discriminación positiva”
Para una integración en ambas direcciones, los expertos propusieron varios pasos concretos, que Salam Plan detalla a continuación.
3. Festivos en el trabajo y centros educativos
El Estatuto de los Trabajadores reconoce el derecho de los musulmanes de poder disfrutar de los festivos correspondientes a su fe. Sin embargo, nadie lo solicita, aseguró la abogada y periodista Nessrin El Hachlaf Bensaid: “No se sabe que existe este derecho, pero también tienen miedo a que si lo piden, les echen”.
“(No se pide librar en los festivos del islam porque) no se sabe que existe este derecho, pero también porque (los que lo saben) tienen miedo a que si lo piden, les echen”
Si eres estudiante universitario y un examen coincide con una festividad de tu religión, teóricamente puedes pedir que te cambien el día de la evaluación y te lo tienen que conceder, añade.
4. Comida halal
Aurora Ali es activista de Red Musulmanas y responsable de comunicación de la Plataforma Ciudadana contra la Islamofobia en España. Lamenta la “negación de comida halal o a un plato sin cerdo en algunos centros”, algo que no debería suceder según los denominados “Acuerdos de 1992” por los que se establecieron derechos civiles de los musulmanes en el país (su nombre oficial: Acuerdo de Cooperación entre el Estado y la Comisión Islámica de España).
5. La controversia sobre el pañuelo
Ali lamenta la “negación a la educación por llevar el pañuelo” que se ha dado en algunos casos y asegura que hay “chicas jóvenes que deciden que lo quieren llevar y los padres muchas veces les piden que lo dejen (estar por evitar problemas)”. Apostilla además que aunque “la ley (española) da la razón (a la alumna), la negociación tarda bastante tiempo y lo que se hace es cambiar al alumno de centro”.
Con respecto a los lugares de trabajo, el Tribunal Europeo de Derechos Humanos avaló en marzo de este año la prohibición del velo en el lugar de trabajo si las normas de la empresa indican que ningún trabajador puede llevar un signo visible de su fe. Esto incluye en velo para las mujeres musulmanas, la kipá para los hombres judíos o el turbante para los sikh, por ejemplo. Pero al mismo tiempo señala que portar una de estas prendas no es un acto proselitista per se, como explica el Observatorio de la Laicidad de Francia.
«Hay chicas jóvenes que quieren llevar el velo y los padres muchas veces les piden que lo dejen (estar por evitar problemas)”
“A las mujeres con hiyab muchas veces no se les ha permitido trabajar y hemos tenido que llegar a los tribunales para garantizar ese derecho” establecido en el artículo 14 de la Constitución española, que asegura que todos somos iguales ante la ley sin distinción por religión, apuntó El Hachlaf.
6. Profesores de religión cualificados y certificados
Hay 290.000 menores musulmanes en edad escolar en España, un 4% del total de los niños y adolescentes. La ley teóricamente les garantiza poder recibir una educación sobre el islam en las aulas, al igual que se imparte la católica. Sin embargo, únicamente existen 55 profesores de religión musulmana en los colegios públicos, y ninguno de ellos en Cataluña, donde residen el 25% de los musulmanes de España.
Durante el seminario celebrado en Madrid, hubo controversia entre los asistentes y ponentes sobre impartir o no religión -sea cual sea- en los centros educativos públicos. Lo que reivindica la activista musulmana, es que mientras la religión se siga impartiendo, “lo que no es justo es que unos disfruten de ello y otros, no”.
7. Financiación igualitaria
El Hachlaf coincide con Ali en que es necesario que el Ministerio de Educación “fiscalice” a los profesores de la religión musulmana igual que a los católicos, pues de lo contrario se favorece la educación de los pequeños en su fe en manos de personas cuya formación no está contrastada.
«Vulnerando el artículo 16 de la Constitución Española (sobre la financiación), estamos fomentando la radicalización y los actos terroristas”
Para ello pide también una financiación igualitaria, proporcionalmente. “Se debería financiar por igual a todas las religiones de forma proporcional, y no se da. Esto conlleva a mezquitas en los suburbios, que los imanes que predican el islam sean radicales…Vulnerando el artículo 16 de la Constitución Española (sobre la financiación), estamos fomentando la radicalización y los actos terroristas”, afirmó esta abogada madrileña.
8. Visibilización con representantes públicos
“Los musulmanes son llamados (por los medios de comunicación) en tiempos de crisis o para tratar temas de vestimentas, perpetuando el imaginario colectivo. Solo vemos a los musulmanes para hablar de si pañuelo sí o pañuelo no”, lamenta Ali.
“Los musulmanes son llamados (por los medios de comunicación) en tiempos de crisis o para tratar temas de vestimentas, perpetuando el imaginario colectivo»
En el lado positivo, considera que el Ramadán de este año obtuvo una “buena cobertura” en los medios escritos. Sobre la reacción tras los atentados de Cataluña, considera que fue correcta en ese mismo ámbito periodístico, pero asegura que en televisión “al principio era un clima de bullying” contra el contertulio musulmán invitado. “’Si han matado en nombre de Alá’, dijo tres veces seguidas en prime time un periodista sin dejar hablar al contertulio musulmán”, recuerda Ali con tristeza. Pero asegura que tras una entrevista “bastante racista” en directo, ese mismo medio y los demásn “tomaron nota” y dejó de sentir islamofobia en la pequeña pantalla.
Para Ali, existe un aspecto esencial que no ayuda: los musulmanes en España no tienen una figura que les represente públicamente. Considera que la solución pasa por “visibilizar” a la comunidad musulmana como una parte más de la población para así poder normalizar su presencia, incluidos profesionales en los medios de comunicación y políticos que profesen esta religión más allá de Ceuta o Melilla, donde sí es algo habitual. Aunque no todos están de acuerdo con una discriminación positiva, como ya apuntó Tipi.
9. Cuidar las palabras
“Habría que evitar el ‘nosotros’ frente a ‘ellos’”, enfatizó Stephan Hinghofer- Szalkay, profesor de la Facultad de Ciencias Jurídicas en la Universidad de Graz (Austria), en la misma línea que Allievi. Y es que la retórica, las palabras que emplean los representantes públicos o los medios de comunicación voluntaria o involuntariamente contribuyen a crear una imagen específica de los musulmanes en Europa. Solo en los últimos 6 meses, el Observatorio de la Islamofobia en los medios ha detectado un 70% de noticias con contenido islamófobo entre las que trataban temas relacionados o supuestamente relacionados con el islam.
“Habría que evitar el ‘nosotros’ frente a ‘ellos’”
Ali lamenta la aceptación del término “absolutamente inapropiado” de Estado Islámico tal cual, sin entrecomillarlo ni anteponer a esa denominación “el autoproclamado” o “autodenominado”. Muchos expertos prefieren la denominación “Daesh”, pues aunque es un acrónimo proveniente de su primer nombre en árabe –“Estado Islámico de Irak y Siria”-, no incluye las palabras como tal e incluso en árabe resuena a una palabra despectiva que significa “algo que aplastar o pisotear”, como explica el libro Objetivo: califato universal (Ed. Libros La Vanguardia).
El uso de la palabra “yihad” como sinónimo de “guerra santa” es algo que duele a los musulmanes, pues es una acepción que -aunque incluye una yihad militar bajo determinadas condiciones- parte de otro concepto mucho más filosófico y de “esfuerzo” moral individual, como ya explicó Salam Plan aquí. Y así un sinfín de ejemplos más: “yihadismo” en lugar de “terrorismo” o “terrorismo yihadista” en caso de necesitar diferenciar (frente al terrorismo de ETA, por ejemplo) o hablar de “terrorismo islámico” (que se refiere a la religión) en lugar de “terrorismo islamista” (que se refiere a la política).
10. Lo que nos une
Torrekens, la investigadora belga, apuntaló en sintonía con otros ponentes el error al hablar de la “tercera” o incluso “cuarta generación” en Bélgica, cuando se trata de personas que tienen la nacionalidad belga. “Debemos reflexionar sobre nuestros discursos en los debates políticos, los analistas también. Tenemos que pensar sobre los términos que utilizamos y los efectos de nuestros discurso. En lugar de ‘integración’, yo prefiero hablar sobre ‘dinámicas de participación e inclusión’”.
«Poner el énfasis en lo que no comparten conmigo es una decisión. ¿Por qué no poner en énfasis lo que nos une?»
En este sentido, Gemma Pinyol, jefa de migración y políticas de movilidad de In Strategies y profesora en la Universidad Pompeu Fabra, planteó: «El problema no es la religión musulmana, sino cómo articulamos todos espacios de convivencia en la diversidad. ‘Población musulmana’: ¿de verdad es un grupo de gente al que podemos catalogar o empaquetar con la brocha gorda? En realidad, la gente no sabe qué religión tienes, a no ser que lo externalices. Estamos hablando de miles de personas con muchas realidades. Poner el énfasis en lo que no comparten conmigo es una decisión. ¿Por qué no poner en énfasis lo que nos une?»
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