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Salvini y la nave militar ‘Diciotti’ o cómo el ministro italiano cambia su discurso según sople el viento

La nave militar 'Diciotti' era el comodín de Salvini hasta ahora. © MarineTraffic.com

A principios de este verano, Matteo Salvini justificó la acogida de más de 900 personas a bordo de la ‘Diciotti’ porque es un barco oficial de la Guardia Costera italiana. Acababa de rechazar al ‘Aquarius’ en el inicio de su campaña del cierre de puertos.

La Fiscalía de Agrigento (Sicilia) investiga al ministro del Interior italiano por presunto secuestro de personas, arresto ilegal y abuso de poder, informa la agencia de noticias italiana ANSA. La noche del sábado al domingo se inició el desembarco de las 137 personas rescatadas en el Mediterráneo que permanecían a bordo de la nave ‘Diciotti’ tras cerca de una semana en la que Salvini se negó a desembarcarlos y echó un pulso a la Unión Europea para que asumiera su parte de responsabilidad en la acogida de inmigrantes y solicitantes de asilo. En esta ocasión, la mayoría de los rescatados son eritreos. Irlanda y Albania se han ofrecido a acoger a unas decenas, mientras que la Iglesia italiana se encargará de atender al resto.

Salvini denomina taxis a los barcos de ONG como el ‘Aquarius’ (de SOS Méditerranée y Médicos Sin Fronteras) o el ‘Open Arms’ (de la organización del mismo nombre). Considera que son traficantes de personas y con este discurso lanzó su campaña de cierre de puertos en junio. Sin embargo, no mencionó que el 59% de los rescates que se producen en el Mediterráneo no los realizan barcos de ONG, sino mayoritariamente barcos oficiales europeos, incluidos de la Marina italiana. Son datos de la propia Guardia Costera italiana de todo el año 2017, recogido en el informe ‘Travesías Desesperadas’ de la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur).

Los barcos militares realiza esas labores de rescates en el marco de Frontex y la ‘Operación Sofía’, que pone el hincapié en la vigilancia de fronteras pero también realiza labores de rescate. Además, algunos barcos mercantes o de países externos a la UE participan en los salvamentos, tal y como dictan las leyes marítimas, que obligan a la embarcación más cercana de asistir a otras embarcaciones en peligro.

Salvini tampoco incidió en que todos estos barcos acuden en ayuda de los náufragos por indicaciones expresas y directas del centro de coordinación oficial de Roma, que pertenece a la Guardia Costera italiana. Ya antes de que el líder de la ultraconservadora Liga impusiera su política migratoria al Gobierno de coalición con el Movimiento 5 Estrellas, la Italia de otro Matteo -el progresista Renzi- trabajaba con apoyo de la UE para establecer un centro de coordinación marítimo en Libia y formar a los guardias costeros libios.

La intención es que en ese país -un Estado fallido con tres gobiernos paralelos, milicias y terroristas disputándose cada pedazo del territorio- se pueda conseguir cierta organización y estabilidad en torno al único Ejecutivo libio reconocido internacionalmente. Ese Ejecutivo apenas controla la ciudad de Tripoli, como reconoció a Salam Plan uno de los asesores de la UE e Italia en la materia. Y toda persona rescatada o interceptada en el mar que es devuelta a Libia, pasa automáticamente a ser detenida sin ninguna garantía para su posible petición de asilo. Así lo denuncian no solo las ONG, sino las dos organizaciones de Naciones Unidas que trabajan sobre el terreno: la Agencia para los Refugiados (Acnur) y la Organización Internacional para las Migraciones (OIM).

El 13 de junio, Salvini permitió la entrada en puerto de un barco con más de 930 personas rescatadas a bordo. El barco era la nave ‘Diciotti’, el mismo buque militar de la Guardia Costera italiana que ahora es noticia por haber tenido que esperar prácticamente una semana para desembarcar a todas las personas rescatadas en esta ocasión.

En aquella ocasión, el ministro del Interior italiano justificó en el Senado la admisión de los rescatados con el argumento de que procedían de un barco oficial italiano en lugar de proceder de uno “privado”, en referencia al ‘Aquarius’.

No solo eso ha dado igual en esta ocasión, sino que además por aquel entonces tan solo era circunstancialmente cierto. Porque la verdad completa era que de los 630 rescatados por Médicos Sin Fronteras y SOS Méditerránee que iban a bordo del ‘Aquarius’, alrededor de 400 les habían sido transferidos previamente desde barcos oficiales italianos, según MSF.

“Se trabaja bajo las leyes del mar y necesitan colaboración. No es una práctica extraña desde que estamos allí y lo hemos hecho muchas veces. A veces ellos nos pasan gente, otras veces se la pasamos nosotros. Lo mismo que cuando los mercantes hacen un rescate se lo pasan al primero que ven”, explicó por entonces Carlos Ugarte, responsable de Relaciones Institucionales de MSF, a Salam Plan.

Mientras la ‘Diciotti’ desembarcaba en Sicilia a más de 930 personas, los 630 del ‘Aquarius’ tuvieron que irse a un puerto lejano en contra de la ley marítima internacional, que dicta llevar al puerto seguro más cercano a los náufragos. Por entonces, la premisa de Salvini era aceptar solo barcos oficiales europeos, pues también le puso trabas al buque estadounidense Trenton.

A los 41 rescatados del Trenton los acabaron transfiriendo precisamente a la nave ‘Diciotti’ para poder desembarcarlos en Italia. Y hasta España fueron dos buques italianos los que acompañaron al ‘Aquarius’ para poder redistribuir a las personas rescatadas de forma que no estuvieran hacinadas en cubierta durante la travesía por alta mar.

Tras la gestión actual con los rescatados por la nave ‘Diciotti’ Salvini ha tuiteado que está “trabajando para poner fin a la ‘práctica Diciotti’, sin que tengan que pagar los italianos esta vez”. Ha asegurado espera “con los brazos abiertos” los interrogatorios o detenciones que le puedan esperar, porque se siente “orgulloso” de defender las “fronteras y seguridad” de su país.

Iguala así la que él denomina “práctica Diciotti” de un barco de la Guardia Costera a la de las ONG que calificaba de taxis y traficantes de personas o cómplices de éstas. Ya no hace distinción entre un buque militar italiano y uno de una organización humanitaria.

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