El oleaje se ha hecho tan fuerte en las últimas horas en el Mediterráneo que una patera que salió de Argelia el domingo con la esperanza de llegar al sur de la península, acabó llegando arrastrada hasta Menorca el martes. Tanto Médicos Sin Fronteras con 356 personas rescatadas a bordo del Ocean Viking, como en el Open Arms con 147 rescatados, piden urgentemente un puerto seguro. La ONU recuerda que Libia no lo es.
El barco tripulado por Médicos Sin Fronteras junto a la ONG SOS-Mediterranée ha llevado a cabo varios rescates en aguas internacionales a lo largo de los últimos días. En la noche del martes puso rumbo hacia el norte y solicitó a las autoridades europeas que «respeten el derecho internacional» y así les proporcionen un «lugar seguro» para desembarcar a las 356 personas rescatadas.
Es la misma solución que llevan esperando ya 13 días los rescatados a bordo del barco de Open Arms. Mientras tanto, un bebé con dificultades respiratorias y su familia -cuatro personas en total- obtuvieron permiso para desembarcar en Italia.
El fundador de la ONG española, Óscar Camps, ha asegurado en una entrevista con la cadena SER que ha podido hablar con el presidente francés, Emmanuel Macron, y la canciller alemana, Angela Merkel. El líder galo le ha asegurado que se «ponía en marcha» para encontrar una solución. Mientras tanto, Camps ha pedido vía Twitter al Gobierno de Pedro Sánchez «valentía y altura política junto a Emmanuel Macron y Angela Merkel para combatir el discurso xenófobo imperante».
Con el temporal apremia una solución
A bordo del Open Arms «el temporal ha llegado y esta tarde será aún peor», ha tuiteado la periodista de RTVE Yolanda Álvarez, que está a bordo de la embarcación. Médicos Sin Fronteras explica que los rescatados «sufren mareos» por el temporal.
El temporal ha llegado al @openarms_fund y esta tarde será aún peor. Cansancio y desesperanza en las 147 personas que quedan a bordo. Trece días esperando un puerto seguro. @rtve @24h_tve @telediario_tve pic.twitter.com/YT3j0stqlQ
— Yolanda Álvarez (@yalvareztv) August 14, 2019
Lo que en otras circunstancias podría ser un mareo pasajero sin mayor relevancia, en el caso de estas 503 personas rescatadas se convierte en la gota que colma el vaso de una huida de sus lugares de origen primero y de Libia después.
«Salí de Sudán después de que mataran a mi padre»
“Salí de Sudán después de que un grupo armado matara a mi padre frente a mí durante un ataque a mi pueblo. Mi madre y mis hermanos viven ahora en un campo de refugiados. Tengo un hermano mayor que partió hacia Libia antes que yo, pero ahora está desaparecido. Quería venir a Europa para encontrar trabajo y que la vida de mi familia mejorase.
Tardé siete días en cruzar el Sáhara. Solo comimos pan un par de veces, y todas las noches recibíamos un litro de agua que teníamos que compartir entre 33 personas. Vi cómo dispararon y mataron a un hombre con el que viajaba sin razón alguna.
Estuve viviendo y trabajando en Libia durante más de un año. Fui arrestado varias veces y obligado a pagar por mi liberación. Traté de cruzar dos veces. Pero fui capturado por la Guardia Costera de Libia la primera vez, aunque logré escapar y no me llevaron al centro de detención. Pero la segunda vez me llevaron a Tayura. Estaba allí cuando ese centro de detención fue bombardeado». Así se lo ha contado un chico de 16 años a los miembros de Médicos Sin Fronteras a bordo del Ocean Viking.
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Los relatos sobre lo sufrido en el país norafricano del que partieron sus lanchas de goma reflejan la misma realidad desde hace años: Libia es sinónimo de encarcelamiento, torturas, violaciones, esclavitud para los migrantes y solicitantes de asilo en un país donde el conflicto bélico se ha recrudecido en los últimos meses; incluido un bombardeo sobre un centro de detención de migrantes.
Tras experiencias como éstas llega la angustia psicológica extra que supone llevar días en un barco en alta mar a la espera de una respuesta que no llega. Camps ha descrito en la SER la situación en el barco de la siguiente manera:
«Hay dos lavabos [para 166 personas; 147 rescatadas y 19 de la tripulación], 180 metros cuadrados en la cubierta, están hacinados ahí. Hay discusiones por un trozo de sombra, discusiones por un trozo de sol, discusiones por la comida, discusiones por la cola para el lavabo…»
La ONU reitera que Libia no ofrece un puerto seguro
Las organizaciones de Naciones Unidas que trabajan en el país norafricano -la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), la agencia para la protección de los refugiados, Acnur y la Misión de Apoyo en Libia de Naciones Unidas (Unsmil)- coinciden en que Libia no ofrece un puerto seguro para desembarcar. La OIM lo volvió a recordar este mismo martes a través de Twitter:
🚨Happening now: some 100 migrants have just been returned to #Libyan shore amid escalating clashes. While our teams are there to provide immediate assistance, we reiterate that #Libya is not a safe port for disembarkation. pic.twitter.com/ztDDaKEEyk
— IOM Libya (@IOM_Libya) August 13, 2019
«Urjo a los países europeos a responder a la petición del secretario general [de Naciones Unidas], revisar las políticas y trasladar [a los detenidos en los centros libios] a un lugar seguro», dijo Ghassan Salamé, responsable de Unsmil a finales de julio, poco antes de que los barcos de las ONG volvieran al Mediterráneo Central para rescatar a los náufragos que ahora en el mar la protección de Europa.