Este 26 de julio hace tres años desde que el sacerdote Jacques Hamel fue degollado por dos terroristas mientras celebraba una misa matutina en el pueblo francés de Saint-Etienne-du-Rouvray. Aquel día los medios de comunicación informaron sobre la toma de rehenes mientras sucedía y el padre Hamel -dentro del templo- intentaba hacer entrar en razón a los agresores. No sobrevivió al atentado que después reivindicó Daesh. A su entierro acudieron representantes cristianos, musulmanes y judíos para mostrar la unidad entre las religiones.