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Fadi Daou, cura libanés: “No hay religión que sea más democrática que otra”

Fadi Daou, presidente de la Fundación Adyan. © Adyan Foundation

Hay 18 religiones oficialmente reconocidas en el Líbano, la mitad de la población es musulmana y otro 40% es cristiana.

El país sufrió una guerra civil que se prolongó desde 1975 a 1990 y, aunque continúa enfrentándose a numerosos retos, el Líbano a menudo es citado como ejemplo donde distintas religiones llevan décadas conviviendo. En los últimos años, también se ha convertido en el país con una mayor concentración de refugiados per cápita en todo el mundo debido a la guerra en la vecina Siria.

Fadi Daou es un sacerdote maronita, una rama del catolicismo en el Líbano. Allí preside la Fundación Adyan, palabra que significa “religiones”. Con un equipo de personas de diferentes credos, la Fundación trabaja por mejorar la comprensión interreligiosa en el país y en todo el mundo. Daou ha sido ponente de conferencias ante Naciones Unidas, el Parlamento Europeo y la Liga Árabe. Salam Plan pudo hablar con él durante su reciente visita a Madrid, donde participó en un seminario sobre su país en el centro cultural Casa Árabe.

El Líbano se menciona a menudo como ejemplo de la convivencia entre distintas religiones. ¿Existe verdaderamente esa convivencia o cada comunidad permanece más bien en el grupo al que pertenece?

Cuando hablamos de convivencia nos referimos a gestionar la identidad plural de la sociedad libanesa de forma positiva y a nivel cultural, legal y político.

El Líbano tiene oficialmente 12 comunidades cristianas, 5 musulmanas y una judía reconocidas por la Constitución. Por supuesto, también hay libertad de credo y existen otras religiones, pero estas son las históricas del Líbano.

Así que cuando hablamos de convivencia, definitivamente nos referimos a una forma inclusiva de vivir juntos, sin la dominación de un grupo sobre otro. Esto constituye un equilibrio muy delicado, que el Líbano ha estado buscando a lo largo de su historia y que terminó en guerra civil. Hoy en día el Líbano está tratando de redefinir este equilibrio.

«Cuando hablamos de convivencia, nos referimos a una forma inclusiva de vivir juntos, sin la dominación de un grupo sobre otro»

¿Y diría que está funcionando?

Este equilibrio nunca funciona al 100%, no. Siempre se mantiene en algún lugar entre el 50% y el 100%. Ahora tenemos algunos retos importantes. Uno de ellos es por las consecuencias de la guerra civil, donde hubo conflicto directo entre las personas de las diferentes comunidades.

Actualmente las comunidades están más segregadas que antes de la guerra, así que estamos luchando contra los estereotipos, sanando heridas y también construyendo un conocimiento a través de la educación para asegurarnos de que la sociedad libanesa se sienta identificada con sus valores compartidos anteriores al conflicto.

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Otro reto es el gran número de refugiados que viven en el Líbano. Vemos el gran reto que el asunto de los refugiados y migrantes está suponiendo para Europa, a pesar de que la proporción de refugiados realmente es insignificante en comparación a lo que pasa en el Líbano. Ustedes tienen menos de un 1% de refugiados con respecto a la población europea, mientras que en el Líbano tenemos más del 30%. Es un reto, pero al menos estamos consiguiendo evitar que genere un conflicto. Eso sí, a veces se utiliza en el discurso populista de algunos políticos. Pero en general, la sociedad libanesa ha demostrado una gran capacidad de hospitalidad y solidaridad.

Otro tipo de retos [a los que nos enfrentamos] son a nivel legal, donde estamos tratando de aumentar una igualdad real y el respeto a la dignidad humana así como a los derechos humanos para todos los ciudadanos.

El Líbano acoge aproximadamente a 1,5 millones de refugiados en un país de 4,5 millones de libaneses. La mayoría de los refugiados son sirios y también hay palestinos. ¿Qué lecciones puede aprender Europa de ustedes?

Yo díría que lo primero de todo es luchar contra la manipulación política, rechazarla. Porque la situación de los refugiados es siempre una situación humanitaria y humanística y para nada algo ideológico o político. A veces algunos políticos europeos enarbolan el miedo entre la población, diciendo por ejemplo que “estamos siendo invadidos” por gente de fuera de Europa o por musulmanes… Todos estos discursos están definitivamente en contra de los fundamentos de los derechos humanos, que son lo que hacen de Europa lo que es. La riqueza europea es porque, creemos, que es un espacio que respeta los derechos humanos y la dignidad.

La segunda lección es nuestra responsabilidad solidaria entre unos y otros. No sabemos cuándo seremos nosotros los que tengamos que dejar [nuestros hogares].

«Europa no debería tener miedo de los cambios que ya están ocurriendo y que conforman su nueva identidad plural. Hoy en día todas las sociedades son diversas y se debería afrontar de forma muy realista»

La tercera y última es que Europa no debería tener miedo de los cambios que ya están ocurriendo y que conforman la nueva identidad plural de Europa. Muchas sociedades europeas estaban acostumbradas a pensar en sí mismas como una identidad cultural única, pero hoy en día todas las sociedades son diversas y se harán cada vez más diversas. No debería ser una causa para tener miedo, se debería afrontar de forma muy realista.

La diversidad es un recurso para la riqueza. En mi Fundación empleamos el eslogan “la diversidad construye la unidad”. El reto no es tratar de frenar la diversidad o el miedo al otro, el reto es cómo hacer que la diversidad se convierta en un recurso de riqueza y unidad en la sociedad.

Los argumentos que me está dando no parecen convencer a ninguno de los votantes de esos políticos europeos a los que se refería. Esperaba que me pudiera decir algo realmente práctico que usted aplicaría para que la diversidad funcione.

El primer ejemplo sería hacer que la gente se necesite mutuamente, que trabajen conjuntamente y colaboren para enfrentarse a sus problemas comunes. Nosotros estamos trabajando para evitar la segregación.

A nivel educativo, es necesario conocerse los unos a los otros, porque la ignorancia es una fuente de miedo.

Hay otro aspecto, este relacionado con el islam. Es importante promover el discurso de los pensadores, académicos y figuras públicas musulmanas que apoyan completamente los estándares de los derechos humanos y este enfoque de una convivencia inclusiva. Hay que darles voz. También puede ayudar a los europeos ver que el islam es diverso, tiene sus propios retos y problemas, pero hay muchos musulmanes que están trabajando [para solventarlos] y merecen apoyo.

«El modelo francés no es mi modelo a seguir en absoluto. Yo abogo por un modelo inclusivo basado en un sistema secular pero a la vez inclusivo, que respete la diversidad, la libertad y la riqueza que cada comunidad aporta a las sociedades»

Usted aboga por la separación de la religión y la política. ¿Sería el laicismo de Francia su modelo a seguir?

En absoluto. De hecho, no abogo por una separación, abogo por una ciudadanía inclusiva. Eso significa que la religión no debería ser el marco para la convivencia. Debemos establecer un sistema de ciudadanía que reconozca la diversidad religiosa pero que evite que las autoridades religiosas interfieran en la política.

No es el modelo francés, es más un modelo inclusivo basado en un sistema secular pero a la vez inclusivo, que respete la diversidad, la libertad y la riqueza que cada comunidad aporta a las sociedades.

Algunas personas argumentan que el islam no puede ser democrático. ¿Qué opina?

A esas personas les falta una perspectiva histórica de la democracia, porque en el siglo XIX el cristianismo y el catolicismo también estaban contra la democracia. Cualquier estigmatización diciendo que el islam no es compatible con la democracia no es en absoluto realista, no es verdad. Hay muy buenos demócratas musulmanes en Líbano y también hay musulmanes que están contra la democracia.

«Cualquier estigmatización diciendo que el islam no es compatible con la democracia no es en absoluto realista, no es verdad»

Pero creo que algunos extremistas [de ultraderecha] aquí e incluso en Europa, algunos partidos populistas, están contra los valores democráticos. Es verdad que hay muchas sociedades musulmanas actualmente en las que la democracia es un reto, pero no es por el islam, es por los intereses y la política. Las jóvenes generaciones están esmerándose por construir una democracia en sus países.

Así que no creo que haya una religión más democrática que otra; depende de la cultura, de las personas, del sistema de valores.

¿Cree que el aumento de políticas contra musulmanes en Europa y Estados Unidos son el anuncio de una nueva forma de nazismo?

Espero que no. Creo que estas olas de populismo y partidos de ultraderecha son algo demasiado serio como para no tenerlos en cuenta. Algún día podría desembocar en totalitarismo. Deberíamos recordar que Hitler llegó al poder de forma democrática. Los países occidentales tiene que tener mucho cuidado con esto.

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