Los supremacistas blancos y otros ultraderechistas mataron al 71% de las 387 personas que murieron a manos de extremistas en la última década, según la Liga Antidifamación de EEUU. Además, en 2017 han sido especialmente violentos.
El 26% de esas muertes a manos de extremistas en el país las causaron radicales islamistas en el mismo periodo. El 3% restante fueron muertes a manos de extremistas de izquierdas, incluidos anarquistas y nacionalistas negros, indica el informe anual de la Liga Antidifamación (ADL por sus siglas en inglés).
«En 2017, los supremacistas blancos sobrepasaron de lejos los asesinatos cometidos por islamistas extremistas nacionales e hicieron de ese el quinto año más mortífero por extremismo violento»
En 2017, los supremacistas blancos mataron a más del doble de personas que el año anterior. Así, «sobrepasaron de lejos los asesinatos cometidos por islamistas extremistas nacionales e hicieron de 2017 el quinto año más mortífero por extremismo violento desde 1970», indica en un comunicado la organización, que fue fundada para frenar la difamación de los judíos.
También causaron más del doble de víctimas que los radicales islamistas. El año pasado, los supremacistas blancos y otros radicales de ultraderecha fueron responsables del 59% de todas las muertes relacionadas con el extremismo, frente al 26% el año anterior. Los supremacistas blancos acabaron con la vida de 18 de las 34 víctimas mortales de extremistas, mientras que los radicales islamistas mataron a 9 de ellas.
«No podemos ignorar una forma de extremismo frente a otra. Debemos combatir todas»
«El año pasado vimos dos ataques por atropellos en EEUU -uno de un terrorista islamista y otro de un [terrorista] supremacista blanco en Charlottesville- y la cifra de muertes atribuidas a supremacistas blancos aumentó sustancialmente. La conclusión es que no podemos ignorar una forma de extremismo frente a otra. Debemos combatir todas», ha declarado Jonathan A. Greenblatt, presidente de la ADL.
La política antiterrorista de Trump
Donald Trump no condenó tajantemente aquel ataque de Charlottesville y equiparó la muerte de una activista pacifista a manos de un supremacista blanco con las protestas de la víctima y un grupo de gente congregado contra las manifestaciones crecientes de estos extremistas de ultraderecha.
Por otra parte, el Tribunal Supremo de EEUU permitió hace tan solo un mes el veto migratorio de Trump en su tercer intento. El nuevo decreto -que pretende ser una medida estrella del mandatario en la lucha antiterrorista- prohíbe la entrada a personas provenientes principalmente de países de mayoría musulmana – Chad, Irán, Libia, Siria, Somalia y Yemen- además de Corea del Norte y Venezuela, en menor medida.
«La orden ejecutiva firmada por el presidente para proteger la nación de la entrada de terroristas extranjeros es una medida vital para fortalecer nuestra seguridad nacional», afirmó el secretario de Estado, Rex Tillerson, cuando Trump firmó el polémico decreto en su segunda versión el pasado marzo. Por entonces aún no incluía a Corea del Norte ni a Venezuela.
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