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“La Historia la hemos estudiado muy mal: la España musulmana fue un mundo evolucionado”

Ilustración del libro 'Gran colección de medicinas y alimentos simples' de Ibn al Baytār. Editado por Ibrahim Ben Mrad, Cartago, Túnez. 1990

Desde el médico malagueño que escribió lo que sería una importante obra de consulta durante siglos hasta el místico considerado por muchos “el más grande de los maestros”. Un nuevo libro acerca la historia de 15 destacadas figuras de ‘hispanomusulmanes’ que contribuyeron al desarrollo en Al Andalus y al acercamiento entre Occidente y Oriente.

Peregrinos Hispanomusulmanes a la Meca (Ed. Lunwerg) recopila con un estilo ameno y en formato breve las biografías y el legado que nos dejaron estos viajeros, científicos e intelectuales andalusíes. El libro fue impulsado por el consorcio español que ha construido el AVE entre Medina y La Meca, que se unió a la Sociedad Geográfica Española (SGE) y ofrece la oportunidad de conocer la historia de España desde un punto de vista poco conocido por el gran público.

Su editora y coordinadora es la destacada periodista de viajes Ana Puértolas, que fue directora de la revista Viajar, encargada de la sección de viajes de El País, asesora editorial de la revista Altaïr y directora editorial de National Geographic en sus distintas ediciones. Atiende por teléfono a Salam Plan y nos traslada a los viajes por el Mediterráneo de los intelectuales de Al Andalus.

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Menuda cantidad de trabajo recopilar y resumir la vida y los viajes de todas estas figuras andalusíes. ¿Ha sido difícil la selección?

La selección ha sido difícil y lo que ha sido muy difícil es encontrar datos de todos estos peregrinos, porque hay poco escrito [en castellano] y [de] las fuentes que han escrito, unas se contradicen con otras.

En aquella época se relataba poco por escrito y precisamente la innovación de relatar viajes es lo que ha dado pie a este libro.

La verdad es que ha sido muy interesante hacerlo, un gran regalo. Me he topado con personas, que de algunos de ellos ya sabía, pero siempre te sorprenden. 

¿Cuál es la figura que más le ha impactado?

No lo tengo muy claro. Una cosa muy curiosa es que casi todos son sufíes, [una forma de espiritualidad mística en el islam, de acuerdo con la explicación de Luz Gómez en Diccionario de islam e islamismo, Ed. Trotta]. Es una corriente que estaba muy instalada en la corte omeya y se nutrían de distintas cofradías sufíes. Todos los personajes de los que hablo son excepcionales: en esas épocas no era normal hablar varias lenguas, saber escribir bien, tener acceso a las bibliotecas de los omeyas…

Son personajes muy excepcionales y que tenían dinero para poder ir a La Meca. El dinero era un requisito imprescindible; y luego estaba el coraje y el valor, porque eran trayectos complicados, con riesgos de corsarios.

De entre todos ellos, a mí [me ha llamado la atención] un personaje llamado Al Sahili, [granadino]. Conoció en La Meca a los responsables de la zona africana y trabó mucha amistad con ellos. Esto es una cosa muy curiosa, porque el gran Gongo Mūsà, que era el monarca de toda esa zona de Tombuctú, le llamó para que viniera a su país y construyera unas mezquitas muy especiales.

A Al-Sahili, una cosa que le impresionó mucho [durante su peregrinación desde la Península a La Meca] fueran las pirámides de Egipto. Se quedó allí mucho tiempo estudiando las perspectivas, todas las dimensiones y proporciones geométricas… e intentó -a su manera y con los materiales de la tierra- construir. Tiene alguna forma piramidal en pequeño y modesto. Él fue el responsable de la construcción de esa gran mezquita en Tombuctú.

Esa mezquita de Djingareyber ahora es Patrimonio de la Humanidad de la Unesco.

Exactamente. Y parece ser que se murió dentro de la mezquita.

“En las afueras de El Cairo, se montaban las caravanas que iban hasta La Meca por el desierto. Llevaban defensa, porque había también bandidos que atacaban a los peregrinos”

Parece que todas las figuras de las que habla el libro fueron bastante autodidactas. El médico y botánico malagueño Ibn al Bayar escribió en el siglo XIII la Gran colección de medicinas y alimentos simples, “manual obligado para los profesionales de la medicina hasta bien entrado el siglo XVIII”. Y adquirió esos conocimientos investigando la flora de Al Andalus y al otro lado del Estrecho…

La Meca era el fin, la luz que iluminaba el camino. Pero en el camino tenía muchísima importancia las estancias que hacían en las distintas ciudades. Este médico se formó en Orán, Argelia. Luego se fue a El Cairo, que era un centro científico y cultural islámico que estaba a la vanguardia de la medicina.

Había muchas escuelas, tradiciones, reuniones de las que se iban alimentando y les ayudaba a formarse. Todos son personalidades destacadas dentro de la misma sociedad. Tanto los granadinos, como los cordobeses, almerienses… eran todos personas muy destacadas con acceso a muchos medios.

Había circuitos, incluso para ir a La Meca. Pasaban el Estrecho…

O sea que, aunque no existiera una especie de Camino de Santiago, sí que había una ruta.

Del mismo modo que el Camino de Santiago se fue haciendo, también el camino a La Meca se fue haciendo poco a poco. Y existe un itinerario de los viajeros que venían de Occidente a La Meca. Unos se quedaban en Ceuta, otros pasaban por Argelia. En un momento determinado cogían un barco y se iban hasta Alejandría y de ahí a El Cairo.

Casi todos pasaban una estancia en El Cairo importante, porque la mezquita de Al Azhar era [ya por entonces] un centro importantísimo. En las afueras de El Cairo había un centro donde se montaban las caravanas que iban hasta La Meca, porque iban directamente por el desierto. Montaban caravanas importantes, con defensas, porque había también bandidos que atacaban a los peregrinos. El quinto precepto de visitar La Meca [que solo es para quien está sano y pueda permitírselo] era algo que solo cumplían las clases altas, adineradas y cultas.

“Los médicos de los grandes reyes y nobles cristianos, todos eran musulmanes, porque la medicina estaba mucho más desarrollada en la España musulmana”.

El padre de estas crónicas de viaje que han dado lugar al libro es Ibn Ŷubayr. Cuando regresaba a la Península, sufrió un naufragio y tuvo que quedarse más de tres meses en Sicilia. Allí le impresionó el buen trato que el rey normando daba a los musulmanes e incluso les daba cargos importantes. ¿Era algo excepcional en aquellos viajes?

Lo que he podido ver es que no era tan común una mente abierta y una política de conciliación con otras religiones, dentro de que la había mucho más que ahora. Porque en la España de entonces entre los reinos cristianos y musulmanes había muchísimos contactos y muchísimas relaciones. Los médicos, por ejemplo, de los grandes reyes y nobles cristianos, todos eran musulmanes, porque la medicina estaba mucho más desarrollada en la España musulmana que en la España cristiana. Formaban parte de la corte de confianza.

Qué poco se estudia sobre esto en los institutos. En el libro están también uno de los eruditos más conocidos de Al Andalus, el murciano Ibn Arabi; el tunecino de nacimiento y andalusí por familia, Ibn Jaldun, calificado como “padre de la Historia moderna”… ¿Sobre quién de los 15 sabios que abarca Peregrinos Hispanomusulmanes a la Meca habría que enseñar sí o sí en los centros educativos?

Lo que se estudia, y el mismo nombre lo dice: ‘la Reconquista’, es las batallas, los enfrentamientos; no las paces. La Historia la hemos estudiado muy mal y sería muy conveniente darle otro enfoque. Por eso a mí me gustó tanto hacer este libro.

Los resúmenes sobre sus vidas y sus viajes a La Meca nos brindan una buena oportunidad de conocer a estas figuras y el entorno cultural y político en todo el arco mediterráneo. Pero no han incluido ningún pasaje de sus propias crónicas de viajes; ¿por qué?

Porque no cabía. El libro tenía que estar en castellano, inglés y árabe, con un número limitado de páginas. Las ilustraciones también tienen mucho peso: no solo hacen bonito, sino que ayudan a comprender todo lo que se hizo en esa España musulmana.

¿Qué lecciones le quedan después de haber editado este libro que le gustaría que la gente supiera?

Primero, que la España musulmana fue un mundo culto, evolucionado. En muchas cosas [era] muy conciliador. No siempre, porque estamos hablando de unos siglos donde también era difícil y ellos consideraban esto -y es lógico- su tierra. Fue una época de luchas y de paces.

Lo que no conocemos, tenemos más tendencia a despreciarlo. El conocimiento acerca.

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