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Amanda Figueras: “Los musulmanes somos como tú, pero musulmanes”

Amanda Figueras posa tras la entrevista en un céntrico hotel de Madrid. © Salam Plan

“Puta retrasada de los cojones”, “imbécil”, “mora de mierda” y otros insultos son los que recibe Amanda Figueras (Vilafranca del Penedès, Barcelona, 1978) a través de su cuenta de Twitter. A pesar de haber sido atacada reiteradamente por haberse hecho musulmana, esta periodista no tiene intención alguna de quedarse callada en una esquina. Muy activa en la red social y dispuesta a compartir su experiencia en los medios de comunicación, ahora esta periodista publica el libro Por qué el islam (Ed. Península) para exponer su punto de vista como “mujer, europea y musulmana”.

Aunque con un bebé de más de medio año reconoce que “anda sobreviviendo, más que haciendo”, esta amante del flamenco y de las montañas intenta sacar “tiempo para compartir” con la gente a la que quiere y espera que esas amistades que no terminan de encajar su paso del ateísmo o agnosticismo a la fe islámica lean su libro para entenderla un poco mejor. Y eso que aborda los temas más espinosos, como la poligamia y el velo, pero también su activismo feminista o la islamofobia, como en esta entrevista.

Después de recibir insultos de todo tipo cuando se ha pronunciado públicamente sobre sus creencias, va y escribe un libro. ¿Eso es valentía o una temeridad?

La verdad es que es cierta temeridad (sonríe). Da un poco de miedo, porque me he enfrentado a mucho rechazo y mucho odio, sobre todo en las redes sociales y, como señala la Plataforma Ciudadana Contra la Islamofobia, el fenómeno del odio en internet es imparable y creciente. De hecho, yo he sido objeto de ataques coordinados de odio en las redes sociales.

«No se puede reducir el islam a lo que hacen unos países con gobiernos teocráticos autoritarios ni se puede limitar a ser relacionado con terroristas»

Pero aún así, creo que era necesario aprovechar la oportunidad que me dieron para escribir este libro, porque hay que hablar del islam que no se ve, hay que explicar que el islam no es el velo ni es terrorismo. Y creo que es importante para la ciudadanía que conozcan cómo nos sentimos, qué pensamos y que se den cuenta de que el islam -que es una fe que practicamos cerca de 1.800 millones de personas- no se puede reducir a lo que hacen una serie de países con gobiernos teocráticos autoritarios. O no se puede limitar a ser relacionada con acciones terroristas que no tienen nada que ver con el islam, a pesar de que ellos intenten instrumentalizarlo para justificar sus acciones.

Precisamente empezó a conocer e indagar en el islam como parte de su trabajo periodístico a raíz de los atentados del 11M. Lo que para otros provoca la islamofobia, para usted significó descubrir una fe y enamorarse de esa religión. ¿Cómo fue eso?

Sí, supongo que porque me enfrenté a la cuestión intentando dejar mis prejuicios a un lado. Porque de verdad me parecía muy difícil entender que una religión -como yo pensaba en ese momento- pudiera instar a matar inocentes en un tren. No le encontraba ninguna explicación. Eso me despertó la curiosidad.

Con lo cual, tras un largo proceso de lectura y estudio -y sigo estudiando y aprendiendo constantemente- eso me llevó a ver que el islam evidentemente no tiene nada que ver con el terrorismo y que es mucho más. Aunque suena a tópico, el islam es paz. Las enseñanzas del islam se basan en la paz, en la bondad, en el perdón, en la generosidad, en comprender a los demás, en ser tolerantes… y no en todo lo contrario, como nos intentan a hacer ver.

¿Fue eso lo que le enamoró del islam o hubo algo concreto?

No soy capaz de decir muchas cosas en concreto. Todo lo que he dicho forma parte de ese proceso de enamoramiento. También me acuerdo siempre mucho de la importancia que le da el islam a cuidar los lazos familiares. Y sobre todo el interés y la preocupación por los más desfavorecidos, por intentar que haya un reparto equitativo de la riqueza, justicia social y con nosotros mismos, tanto física como espiritualmente.

Tanto ahora como en ‘¿Por qué el islam?’ muchas veces habla de ideales comunes a otras religiones. ¿A qué cree que se debe que a veces sea tan difícil entendernos entre unos y otros?

Claro que tiene que ver (con otras religiones), porque el islam no es una religión que apareció de repente, que no tiene nada que ver con lo anterior. El islam llega para completar lo que los profetas anteriores habían traído a la tierra. El profeta Muhammad trajo la revelación, el Corán. Es como darle punto y final a lo que había venido anteriormente, con lo cual -evidentemente- tenemos un montón de cosas en común.

¿Por qué no nos entendemos? No lo sé. Supongo que porque hay demasiados intereses también políticos que se mezclan y hacen que quizá sea más interesante enfrentarnos y que haya una dicotomía mundo musulmán- mundo occidental, cuando en realidad somos todos mucho más iguales de lo que pensamos.

Yo siempre que hablo con una persona no musulmana digo: ‘Mira, es que los musulmanes somos como tú, pero musulmanes’. Al final todos tenemos los mismos sueños, compartimos anhelos. Yo creo que somos más parecidos de lo que nos intentan hacer ver.

¿Cuál sería su sueño hecho realidad?

En este momento, como estoy tan centrada en el libro, que cada vez más gente comprendiera lo que es el islam de verdad, que se quitaran los prejuicios de encima y que fueran capaces de abrir su mente y su corazón a otras realidades y maneras de vivir que a lo mejor son mejores que las suyas.

Creo que todos debemos pasar por ese momento en el que te das cuenta de que tu manera de vivir no es la única. Creo que se necesita humildad intelectual simplemente para reflexionar, porque a lo mejor hay otras cosas que los demás hacen mejor que yo.

Usted misma ha reconocido que antes también tenía prejuicios sobre el islam. ¿Cuál fue el primer prejuicio que se le desmontó?

[Reflexiona brevemente antes de responder]. Creo que tenía una imagen de que el islam era un poco incompatible con disfrutar mucho de la vida. Tenía la sensación de que ‘uy, estos musulmanes parece que no lo pasan tan bien como yo’. Y luego me di cuenta de que no es así, de que siendo musulmán se puede disfrutar la vida a tope y además de una manera más sana.

«Tenía una imagen de que el islam era un poco incompatible con disfrutar mucho de la vida»

Yo creo en la libertad y que cada uno tome las decisiones vitales que considere, pero para mí creo que es mejor seguir este modo de vida que me marca el islam. Ya he vivido sin el islam antes y para mí esta es mucho más enriquecedora, me permite ser más consciente de todo, y disfrutar de todo.

¿Cómo disfruta más?

Siendo más consciente de todo. También disfrutar más de estar con la gente que quieres, de darle menos importancia a lo material y más a lo espiritual, de compartir más vivencias y menos cosas materiales.

¿Hay algo que eche de menos de cuando no era musulmana?

La verdad es que no.

Amanda Figueras posa tras la entrevista en un céntrico hotel de Madrid. © Salam Plan

¿Antes se consideraba agnóstica, atea?

Creo que era atea, pero también he pasado por momentos de agnosticismo. Tenía amigas creyentes y era como ‘¿pero cómo puedes creer en Dios?’. Me parecía muy raro y muy difícil. Les escuchaba e intentaba entenderlo, pero no podía, no me entraba en la cabeza.

Por eso para mí fue muy sorprendente cuando de repente empecé a darme cuenta de que sí tenía un sentimiento de la existencia de algo superior, de un creador. Y ese fue también uno de los prejuicios que tuve que romper al principio.

Hubo muchas cosas que sentí, pero que forman parte de la intimidad… y que tampoco sé describir con palabras. Pero no hubo un día a partir del cual yo estuve segura, fue paulatinamente. Fue bonito, todo empezaba a encajar.

Usted venció sus prejuicios y su libro también pretende ayudar a que otros abandonen los suyos. ¿No cree que muchas veces esos prejuicios en realidad coinciden con la visión más radical de los musulmanes más conservadores?

Sí, totalmente, se alimentan los unos a los otros. Por ejemplo, cuando los musulmanes insistimos en que no se puede obligar a nadie a llevar el velo, llega un sector del islam que pretende imponerlo. Y al final los islamófobos utilizan los discursos de los machistas extremos o patriarcales extremos para justificarse y para decir que el islam es eso, porque lo dicen ellos, que son musulmanes.

“Los islamófobos usan los discursos de los musulmanes machistas extremos para justificarse”

Y da igual que nosotras digamos ‘no, no: eso no es así’. O que digamos ‘yo lo uso porque quiero’ o que digamos ‘en el islam no se puede obligar a nadie a hacer nada’. Eso no se nos cree. Sin embargo, sí que se cree esos discursos patriarcales y machistas, que también los hay en el islam. A mí me resulta muy frustrante, porque esa gente que dice ‘es que los musulmanes os manipulan y os roban la voz a las musulmanas’, esa gente hace lo mismo que denuncian, es un círculo vicioso.

Y al final la fe es algo personal y que los ultraconservadores piensen así no significa que la mayoría de los musulmanes estén de acuerdo, ¿no?

Hay diferentes sensibilidades y diferentes visiones. Al final el islam es una manera de vivir y está marcada, por supuesto, por nuestros entornos culturales. Pero en torno al ejemplo del velo, no se puede imponer bajo ningún concepto, por muy ultraconservador que seas. Porque un principio básico del islam y que está en el Corán, o sea que no hay discusión, es que no hay compulsión en la religión. Es decir, que no se puede obligar a nadie ni a rezar, ni a ayunar, ni a nada.

Pero luego vemos que sí hay gente que lo hace e incluso gobiernos que legislan, y eso es un problema. Y lo denunciamos muchos musulmanes. No pretendemos ocultarlo ni acallarlo. Hay mucha gente en contra y estamos luchando contra ello, porque creemos en la libertad individual de las personas. La gente tiene que tener capacidad de elegir.

Hay un punto de su relato en el libro que me sorprendió mucho: cuando se planteaba hacerse musulmana y se enfrentó al asunto de la poligamia. Explica que decidió que ya se enfrentaría al dilema si llegaba el momento.

Sí, al final esa es mi conclusión un poco. Lo que hice fue que, como es un tema que me encontré muy al principio de mi camino hacia el islam, pues claro: no lo entendía muy bien y me parecía complicado de asumir. Entonces, decidí apartarlo, porque pensé que quizás después podría hablar con alguien que me lo explicara mejor, entender mejor el contexto, las circunstancias, o personas.

“Al principio no entendía muy bien el asunto de la poligamia y me parecía complicado de asumir. Pero el islam desalienta la poligamia”

Y así fue. Luego tuve más material para estudiar este tema. Sobre todo lo que me ayudó a verlo desde otro punto de vista fue hablar con gente que estaba en relaciones polígamas y me hizo ver otra visión del asunto, que no tenía. Y me hizo, sobre todo, pues esto de la humildad intelectual que citaba antes: intentar comprender que no todo el mundo piensa como yo y que hay otras maneras de vivir.

Eso por un lado, y por otro: el islam no fomenta la poligamia, sino que la desalienta.

Pero sí la permite.

Sí, la permite en ciertas circunstancias. Pero es que la desalienta de manera importante. Alá dice en el Corán: “Si supierais (las consecuencias que tiene), no lo haríais”. Además, yo vivo en España, hablo en el libro desde el punto de vista europeo. No era algo con lo que me tendría que enfrentar.

[Más al respecto de la poligamia en el islam en el artículo ‘¿Musulmana y feminista? Ellas demuestran que es posible’].

Pero no es algo que le moleste tampoco. Y por otra parte, usted se declara feminista.

Los musulmanes aceptamos el islam tal y como es. Hay cosas que no entendemos fácilmente. Incluso en el Corán se nos habla de que hay cosas que uno puede no entenderlas, pero que tienen beneficios para nosotros.

De todas maneras, hay que entender algo, y es que al final hablamos mucho de la poligamia o del velo o cosas así cuando no son realidades o temas urgentes en el debate que tengamos ahora en España. Sí que hay temas de los que sería más importante hablar, como la islamofobia.

Quiero decir, que a veces los debates se centran en unos detalles que no son prioritarios para nosotros, no nos definen. También es un tema interno.

¿Le da miedo el auge de la extrema derecha en Europa?

Sí, yo creo que nos debería dar miedo a todos, no solo a mí como a musulmana. Me da miedo que se traduzca en el auge de los extremismos en todos los sentidos. Sobre todo, porque con el crecimiento de la islamofobia, el imparable aumento de los delitos de odio en internet, creo que debemos tomar medidas.

“La Administración pública debe tomar cartas en el asunto de la islamofobia. Es un problema real: la propaganda precede a la acción”

Creo que es necesario que la Administración pública tome cartas en el asunto, sea consciente de que la islamofobia es un problema real, creciente y que está habiendo ya consecuencias: agresiones a personas musulmanas, mujeres embarazadas, a menores, ataques a mezquitas, ataques coordinados de odio en redes sociales… Y que la propaganda precede a la acción. Hay que tomar cartas en el asunto ya para evitar que pasen cosas después.

¿Piensa que las Administraciones y los políticos están escuchando esa petición que tienen más musulmanes como usted?

Yo creo que algunos empiezan. Por parte del Ministerio de Justicia está habiendo movimientos en este sentido, pero creo que no hay demasiada voluntad política de hablar, no hay voluntad política de hablar del islam para nada. Creo que de nosotros, desgraciadamente, solo se habla cuando hay atentados terroristas, solo se nos llama para hablar de este tema y es doloroso para nosotros. Porque siempre se nos identifica con eso. A mí no me importa ir y hablar, porque es importante que nosotros seamos los que hablemos por nosotros.

Pero es que también hay otros temas de los que necesitamos hablar: de islamofobia, de discriminación, de mujeres que son expulsadas por llevar el velo, de que hay mujeres que quieren llevarlo en sus trabajos y no pueden porque no se respeta el derecho a la libertad de religión… y otras cosas que hay trabajo por hacer en España.

Decía que esas cosas duelen, en el libro también lo dice. Y en él también se le nota que ese dolor se le transforma en enfado.

Es cierto, me lo dicen. Yo intento evitarlo, pero hay veces que no me es posible. Porque cuando tú encuentras algo que a ti te da felicidad, y guía, y calma, para ti es una fuente de amor y sin embargo fuera se percibe justamente como todo lo contrario, pues es doloroso. Es doloroso el sentimiento de incomprensión.

“Es doloroso el sentimiento de incomprensión y hay jóvenes más vulnerables para ser manipulados. Hay que tener cuidado”

Y esto me pasa a mí, que tengo una serie de recursos para salir adelante. Pero entiendo que hay gente, jóvenes, nuevos musulmanes y musulmanas y son más vulnerables para ser manipulados. Esto es importante y creo que hay que tener cuidado.

Al explicar por qué se decidió por el islam en su libro incluye muchísimas citas del Corán. ¿Cuál escogería para decirle a alguien que tenga miedo o reticencias de quienes profesan esta fe?

Me es muy difícil elegir, porque hay muchos mensajes importantes. Por eso sugiero la lectura de mi libro, porque voy dando mensajes que pueden ayudar a la comprensión. No soy capaz de elegir uno: hay algunos que hablan de las mujeres, otros de comprendernos mejor los unos a los otros, otros de perdonar sobre todas las cosas… Hay tantos que destacaría, que no quiero quedarme con uno solo.

¿Ha perdido amistades en el paso que ha dado a ser musulmana?

No puedo decir que haya perdido amistades, pero sí que hay amistades con las que ando un poco perdida, o que más bien andan perdidas conmigo. Ojalá que se lean el libro y acaben entendiéndome un poco mejor.

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